sábado, 14 de junio de 2014

Los movimientos de la gran serpiente (IV)

El poder de los ciclos en Europa.

En el artículo anterior empecé a exponer la idea de que el actual auge del soberanismo en Catalunya proviene de algo que se gestó coincidiendo con la época de los gobiernos de Felipe González. Una de estas razones fue la recentralización del Estado español auspiciada por la LOFCA (Ley de Financiación de las Comunidades Autónomas), que contó con la connivencia de las élites catalanas de aquel momento. Lo que quiero decir con ello es que este hecho va a servir como palanca para lo que fue el intento de reforma del Estatut (2006) que acabó siendo cepillada en el 2010 por el Tribunal Constitucional. Algunos cronistas de este hecho ubican en este último año (2010) el despunte del soberanismo. Ante lo cual se puede hacer alguna objeción, de lo cual dejaré indicación esbozada en este artículo.

El otro hecho, que acabó contribuyendo a que las élites catalanas pudieran virar en otra dirección en el futuro, fue la celebración en Barcelona de los Juegos Olímpicos de 1992. Este evento pone fin a una etapa en Catalunya en la que la crisis del sector textil, que ocupó buena parte de las dos décadas anteriores, dejó la industria local muy tocada. Las élites empresariales abordaron la celebración de los JJOO como una oportunidad para resituarse en el mapa. De ahí sale, por ejemplo, lo que ha venido a llamarse la marca "Barcelona", un modelo de negocio consistente en privatizar lo público, y que luego hemos ido viendo que se ha extendido como una mancha de aceite. 

Estos primeros años 90, además de los JJOO, suponen el inicio de la internacionalización del empresariado catalán. También, la firma del Tratado de Maastricht, el cual ha de servir para cimentar la futura Europa de las euro-regiones, contribuye a crear las actuales condiciones. A partir de ahí, una nueva élite emerge. Por otro lado, los primeros 90 son los años de la emergencia de los clusters, tramas empresariales multi-regionales. Se trata de una élite de empresarios y directivos que se ha ido aposentando en estructuras más mayores que las de los estados convencionales. Entre este hecho y la internacionalización de las empresas, la élite catalana empieza a ver (especialmente desde el año 2000) que su cliente prioritario no es tanto España como Europa y el resto del mundo. Atrás están quedando las condiciones con que esta élite prefirió en el pasado hacer pactos de connivencia con el franquismo o con los gobiernos centrales.

Todo esto lo digo porque la gran matrix que forma el ciclo de las conjunciones entre Urano y Neptuno -la última, habida en los primeros años 90- llevará esta dinámica a su pleno desarrollo a lo largo de bastantes años. En concreto, desde esos primeros años 90 hasta el 2165. Sin embargo, el primer punto de inflexión del ciclo será en el 2025, que es cuando se forma el sextil entre ambos planetas. Ello indicará que la Europa de las euro-regiones ya estará en funcionamiento. Por lo tanto, habrá quedado fuera la figura de los estados-nación y el poder en Europa estará centralizado en unas pocas manos, lo cual hará necesaria una nueva connivencia por parte de las élites locales hacia ese poder. Los clusters serán determinantes para articular el nuevo orden.

Así, pues, la fórmula quedará así:
Federalización de Europa + Clusterización + Abolición de los estados-nación + potenciación de las euro-regiones + ejército único europeo + las elecciones al Parlamento Europeo decidirán, de paso, la composición de los parlamentos y gobiernos de las euro-regiones.

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