jueves, 14 de marzo de 2013

Desorden político y trastornos psiquiátricos

Política y desórdenes emocionales.

Me pregunto si el caos político es un holón social, una punta del iceberg que conforma el magma colectivo de la especie humana. Está claro, pues, que estamos en un trastorno sistémico que afecta a todo tipo de conductas y ámbitos: a las personas, a las organizaciones, a los proyectos, a las visiones, etcétera.

En una conversación reciente, mi interlocutora me informó de que en la época de la transición, una etapa de gran politización social, (1975-1978) se registraron muchos más casos de trastornos psíquicos que en otras épocas. Por lo visto, el estrés colectivo afecta a personas especialmente vulnerables, La fragilidad, de unos más que de otros, salta a la vista de formas patológicas. Tiene su qué.

El caso es que, y lo clama el cielo, vamos a iniciar una segunda transición, la cual promete ser tan estresante como la primera, Los casos de personas que se trastornan aumentarán, tanto en lo psiquiátrico como en lo emocional pasajero.

Argumentación astrológica.

En mi libro "Lilith. El enfado interior" desarrollé la idea de que Lilith se corresponde con un factor de gran fragilidad emocional. Según sus aspectos, estos registros afectan a lo físico, a lo emocional, o a ambos en formas más o menos intensas o patológicas. 

Una buena parte de la primera transición coincidió con una conjunción entre Júpiter-Lilith. Este aspecto representa la hiperpolitización de los estados emocionales colectivos. Pues bien, ahora mismo tenemos una conjunción igualita. No había vuelto a acontecer desde esa primera transición (1975-1978).
La anterior vez coincidió con el bienio 1942-43, en plena 2a guerra mundial. Y la anterior, justo después de la guerra franco-prusiana, en 1873, coincidiendo con el llamado "pánico de 1873", el cual dio lugar a un lapso de 20 años de depresión social.

Pues bien, la conjunción Lilith-Júpiter, ahora en ciernes, llegará a su máxima intensidad expresiva durante este año. En concreto, a partir de junio y durante unos cuantos meses.

Curioso, ¿no?.

martes, 12 de marzo de 2013

Neoliberalismo espiritual

Neoliberalismo espiritual y neoliberalismo financiero: ¿Un mismo mensaje?

¿Funcionan en paralelo el mercado espiritual y el financiero? ¿Forman parte de un mismo pacto lo económico y lo espiritual? ¿Mueven las mismas montañas la fe y la economía?

En otros escritos anteriores publicados en el Observatorio de la Cronosfera les comenté que la evolución de eso que llaman neoliberalismo se corresponde con un ciclo que se inició en 1982 y que concluirá en 2020. El neoliberalismo representa el culto al dinero, al lucro, a la depredación, al individualismo, al golpe de codo. En definitiva, promesas de beneficios a través de un endeudamiento fácil que está trayendo gran parte de eso que se está viniendo a llamar "crisis financiera"

Este ambiente de promesas sin fin, que acaban en menos que nada, tal y como se está viendo, tiene su correlato en otros ámbitos. Por ejemplo, en el espiritual. Lo vemos en expresiones como "tú puedes crear tu propia realidad" -y otras parecidas-. Todo ello tiene un tufo neoliberal: promesas, prosperidad, burbujas, consecución de objetivos personales a toda costa, elusión del dolor y mala tolerancia ante frustraciones.

No me digan que eso que tanto nombran como "crecimiento personal" o "que tú puedes crear tu propia realidad" suena bastante parecido a "usted puede endeudarse para satisfacer todas sus apetencias sin preocuparse por las consecuencias".
Es la mercantilización intensiva de lo tangible y de lo intangible, el crecimiento sin límite, las promesas-burbuja. El mercado espiritual y el financiero funcionan en paralelo. Me pregunto hasta qué punto el dinero y la espiritualidad forman parte de un único pacto.

No quisiera cerrar el artículo invitando a leer un brillante artículo de Juan de La Fuente que versa, entre otras cosas, sobre el ciclo Saturno-Plutón y sobre el sextil que ambos forman en estas fechas.

domingo, 10 de marzo de 2013

Lo mínimo que se puede decir

Esta semana acudí a la presentación del libro de Raimon Obiols a la sede de la Fundación RBA. El libro se llama "El mínim que es pot dir" -Lo mínimo que se puede decir"- y tiene trazas autobiográficas. La presentación fue un diálogo entre él y la periodista Cristina Puig, quien le iba haciendo preguntas. Me llamó la atención que una de ellas, la que hacía referencia a los deshaucios y al movimiento liderado por Ada Colau, fuera respondida, si es que se puede llamar así, siguiendo la conversación iniciada con motivo de la situación política italiana. Cristina lo dejó correr, y de Ada Colau y de los deshaucios no se insistió con ninguna otro intento de pregunta. A parte de eso, Raimon Obiols demostró ser un hombre de ideas fijas. Su capacidad para el diálogo está muy limitada, según lo vi, entre otras cosas, debido a ello. En fin, estos políticos, tan lejos de la realidad que dicen defender y tan metidos en sus propios negocios o carreras profesionales.

En un escrito anterior, referido al partido del que forma parte Raimon Obiols -El PSC en el sistema solar-, hice hincapié en la importancia que tiene el modo en que fue fundada una organización, un partido político en este caso, para su devenir posterior. El PSC fue fundado en 1978, en un momento histórico muy intenso. Se salía de una dictadura y la incipiente democracia estaba eclosionando. Se legalizaron viejos partidos políticos, que estaban en la clandestinidad, y se crearon otros. En cualquier caso, muchas de estas organizaciones han servido para apuntalar las carreras profesionales de personas con ideas en relación a la sociedad. También, cómo no, han servido para que personas que hubieran sido totalmente grises y mediocres en cualquier otro sector hayan encontrado acomodo, y nunca mejor dicho, en la opacidad con que funcionan los partidos. Y yo creo que el gran mal de la sociedad española es ese: no se vive la política como un acto de servicio sino como un modo de vida en el que apoltronarse. Esto último lo cito como el mejor de los casos. De la corrupción, por obvia, prefiero no hablar.

sábado, 2 de marzo de 2013

Feudalización del mercado laboral

¿Vamos hacia una feudalización de oportunidades laborales?
A vueltas con el ciclo de 172 años.


A resultas de la crisis sistémica actual, en algún otro post de este mismo blog comenté que a menudo se relaciona el ciclo de fundación, expansión, plenitud y declive del capitalismo con los movimientos de Plutón en su recorrido por los diferentes signos. De ello se deduce que a la que Plutón llegue a finalizar su tránsito en el signo final, Piscis, el capitalismo estará disuelto y presto a convertirse en otra cosa cuyo nombre será dicho en su momento. Sin embargo, y puesto que muchos atribuyen al capitalismo las lacras de la humanidad, debo decir que buena parte de ellas ya existían desde hace miles de años. Es decir, no son tanto atribuibles a un sistema económico temporal como a determinadas cualidades relacionadas con el montaje social de la vida humana. Así, por ejemplo, existió la esclavitud -y sigue existiendo de muchas maneras, algunas muy maquilladas-, la desigualdad, las clases sociales, etcétera, desde que el humano dejó la condición nómada que le era habitual para pasar a ser fundamentalmente sedentario. Eso y el establecimiento de la propiedad privada es todo uno. Así, pues, el sedentarismo empezó a generar la complejidad del sistema humano, con sus pirámides y sus multiniveles sociales.

La propiedad privada contiene el gen de lo que luego iban a ser las desigualdades, el blindaje de las clases favorecidas... y, si mucho me apuran, la clave que favoreció el paso del animismo al politeísmo y, más adelante, al monoteísmo.

Sigamos. A parte del ciclo de Plutón, clave para percibir el devenir de un determinado sistema económico y social, el otro ciclo importante es el sinódico que forman las conjunciones entre Urano y Neptuno. A este ciclo le corresponde la tarea de articular los cambios sociales, los cuales se dejan ver, por ejemplo, en el cambio de influencia, en cuanto a peso, de los estados-nación a las ciudades. La importancia del estado-nación fue propia del ciclo Urano-Neptuno que arranca en 1821, el cual, como todos los ciclos, también contiene la secuencia: fundación, expansión, plenitud y declive. El actual ciclo se inicia en 1993 y supone un cambio que apunta a la ciudad-cluster, más que al obsoleto estado-nación. Lo vimos, por ejemplo, en el modelo de negocio que supuso la organización de los Juegos Olímpicos de 1992, en donde la iniciativa mixta compuesta por empresas privadas y públicas ha dejado establecido un modelo que va a ser cada vez más importante, siguiendo la dinámica propia de un ciclo -"fundación, expansión, plenitud y declive"-.

Y no es que ello no ocurriera antes. Lo importante no es tanto la novedad sino que el modelo cluster se está ramificando sistemáticamente. Se está fractalizando. Para quien no sepa lo que es, un cluster es como un trust, un feudo o nodo de gran influencia social. Y acaso, también, un lobby encubierto. Este modelo supone relaciones de confianza que personas y empresas establecen para proteger sus intereses. Así, pues, si una persona talentosa quiere situarse en un buen nicho de mercado, únicamente con el talento no le va a resultar suficiente. Lo importante, además de ser distintivamente bueno, es estar lo más posiblemente cerca de un feudo. Lo importante de la pertenencia a un cluster social viene dado por la creciente disminución de la oferta de trabajo. El paro crece y el trabajo de calidad tiene demasiados aspirantes. La clusterización o feudalización del trabajo es una forma de blindaje que da lugar a nuevas aristocracias laborales, con sus señores feudales, escuderos, vasallos, mercenarios, siervos, bufones de corte, artesanos de nuevo cuño, relaciones clientelares, capillas, catedrales, acólitos, etcétera. Estas nuevas concepciones del trabajo se acercan bastante a lo que podría ser una congregación multinivel.

El ciclo anterior: 1821-1993.

En 1821, en tiempos de la anterior conjunción, se temía que la revolución industrial redujera el número de puestos de trabajo disponibles. Prueba de ello fueron las protestas de los obreros, que destruían las máquinas o se negaban a trabajar con ellas. Desde la conjunción de 1993 está pasando lo mismo, solo que la máquina infernal de ayer es hoy una tableta adorada por todos. Lo que se temía en 1821 hoy no se teme, y esto es lo curioso.
¿Estamos dando todos de comer a la precarización del trabajo humano en favor de la digitalidad cultural que nos anonada?

Así, pues, pónganse al alcance de un feudo, un cluster, un multinivel, un paraguas protector, si quieren tener un trabajo de calidad. O, si lo prefieren, una redarquía, que es un nombre que encierra muchas cosas y que tanto puede ser una congregación laica como una escuela de negocios o una feligresía.

Conclusión.

El capitalismo, aunque se disuelva y acabe dando lugar a otra cosa, ya está dando pie a que lo que todavía es innominado, el futuro sistema económico y social, asegure la pervivencia de las élites y la estructura en clases de la sociedad. Recordemos que el sistema humano es piramidal desde hace mucho tiempo, y que las élites saben de ciclos muy mucho. Por eso están en lo alto.