domingo, 31 de mayo de 2015

El retorno de Ajoblanco

La sociedad individualista nos fue convirtiendo a todos en chivos expiatorios.

El gran sacrificado en la sociedad individualista es el individuo.

La sociedad individualista, como si fuera un monstruo come mentes, secuestró la individualidad al individuo hasta dejarlo sin otro referente que lo que ella le dicta en cada momento.

Los años de Ajoblanco y el retorno del activismo.

Proyectado en el CCCB, en el festival de documentales DocsBarcelona, recién acabo de ver el documental dedicado a Ajoblanco. Me supo a poco. Aún así, las vivencias e ideas expuestas me dieron sustancia para reflexionar acerca de aquellos años y de la deriva que adquirió nuestro mundo a partir de la década siguiente.

Como bien dice Pepe Ribas, aquellos años, los 70, fueron los años del Nosotros, del activismo. Se nos planteaba una ocasión de oro para cambiar. Luego, en la década siguiente, pasó lo que pasó. El Yo creció -o lo hicieron crecer, como si estuviéramos en una granja de patos- y se adueñó del Nosotros. Eran los tiempos del desencanto, de los gobiernos de Felipe González, de Ronald Reagan, de Margaret Thatcher, del modelo neoliberal, el cual ya se estaba gestando en la sombra desde hacía tiempo. 

Modelo neoliberal y fuga hacia la terapia; o, más bien, rapto hacia lo terapéutico.
A partir de los 80 se ve a las claras que el paradigma del cambio ya no es el Nosotros -la solidaridad y la construcción colectiva de un mundo mejor- sino el Yo. Y el Yo compite, sin darse cuenta, contra sí mismo, en un régimen de autoexplotación que aniquila cualquier traza del Nosotros. Es decir, el culto al Yo es el antídoto de la posibilidad del cambio que sólo el Nosotros podía hacer posible. Total, que a partir de esos años, los 80, al Yo se le dice que si quieres que haya un cambio debes empezar por ti mismo, algo que resulta ser un anatema, pues el Yo es un neurótico que, a la que le das de comer, se vuelve estéril para cualquier tipo de cambio. El Yo lleva a una esclerosis del Nosotros. El caso es, como digo, que a partir de los 80 la necesidad de cambio y mejora fue raptada por el crédito bancario y por el auge de lo terapéutico. O dicho de otro modo, el activismo naciente de los 60 y 70 fue secuestrado por la banca, la burocracia política y por la terapia. Es decir, las personas, imbuidas de una idea que las hacía responsables de los desaguisados del sistema, fueron arrojadas hacia el mundo de la terapia. 

Es decir, la energía que nos llevaba al activismo colectivo fue conducida hacia lo terapéutico, hacia la enfermedad de lo individual. Luego, como hemos visto, el sistema entra en una crisis descomunal y vemos que con la terapia no es suficiente. Hay que pasar del Yo al Nosotros.

El retorno de Ajoblanco.

Se plantea un retorno a Ajoblanco, o mejor dicho, al espíritu ajoblanquista, que no es sólo una reivindicación de lo libertario sino, creo yo, a algo más. Esperemos, y ya vamos viendo, que se produzca un retorno al activismo, aunque sospecho que ya hay quien está aprovechando la energía indignada de las personas para conducirlas a un nuevo redil. De momento, yo, aquí y ahora, os recomiendo una visita a la página de Ajoblanco, en la que hay expuestos unos videos de las Jornadas Ajoblanquistas celebradas en Madrid. No tienen desperdicio, como podrán comprobar.

Y me pregunto yo ahora: ¿para cuándo unas Jornadas Ajoblanquistas en Barcelona, la ciudad que vio nacer al primer Ajoblanco?

jueves, 28 de mayo de 2015

La pérdida del tiempo

¿Vamos corriendo por la vida sin ir a ningún sitio?

La pérdida del tiempo.

En El Gran Tinglado de la Felicidad sostengo que el sistema social perjudica la conquista del propio pensamiento. Influye en ello el culto a la actividad productiva, entre otras cosas; ya saben, la apología de buenos resultados tangibles y medibles –como el PIB en la economía- y los estigmas que se crean cuando las personas no tienen éxito, lo cual genera un competir constante para evitar el fracaso y la sensación de exclusión en relación al grupo al que uno desea pertenecer (o seguir perteneciendo).

Por otro lado, el ruido psicológico que nos rodea, muy relacionado con lo anterior,  nos pone difícil sintonizar con el sonido real generado por nuestra capacidad pensante. Debo decir que es a través de esta actividad que podemos convertir el plomo de nuestras experiencias ordinarias en el oro que llegará a encarnarse en nuestra actitud una vez hayamos sido conscientes de esta posibilidad. Es decir, las experiencias que se tienen no son nada (plomo) si luego no se reflexiona sobre ellas con plena conciencia (oro).  Es así que manteniendo alineados la mente, los actos, los aprendizajes, los conocimientos y las decisiones, uno puede generar sustancia.


Junto a ello está la acción de los mercaderes espirituales, que tratan de secuestrar y fagocitar nuestra atención y nuestros pensamientos. También, y lo que es peor, nuestro tiempo y nuestra energía.


Llamo a los mercaderes vampiros cognitivos que viven de tenernos entretenidos. Por otro lado, nuestra actitud ante ellos es la de almas cándidas a la busca de alguien que nos succione la yugular a cambio de que nos facilite caminos para el no pensar por cuenta propia. Debe ser que pensar cuesta. Por tanto, podríamos decir que el requisito para la conquista de la propia capacidad pensante, y dejar de caer en la fácil seducción del eslogan, es conquistando y recuperando el tiempo y la energía que continuamente regalamos a esos mercaderes sistémicos.

Es decir, es el uso soberano del propio tiempo el que debemos recuperar, para poder pensar con conciencia. Lo contrario es seguir corriendo sin ir a ningún sitio.

domingo, 24 de mayo de 2015

2015-2017: Saturno llega a España

Atención al periodo 2015-2017: Saturno llega a España.


Hace tiempo que llevo estudiando la astralidad correspondiente al 16 de enero de 1716, fecha en que se promulga el Decreto de Nueva Planta. Al principio pensé que esta astralidad se ceñiría únicamente al ámbito de la relación entre Catalunya y el Estado homogenizante español, que también. Sin embargo, voy viendo que no sólo ilustra esta relación sino que también nos puede servir para poner fechas a la deriva del Estado español a tiempo vista.

En el artículo de hoy voy a poner atención al ascendente de esta Carta, que está en el grado 7 de Sagitario (+o-), un signo que era el de Felipe V, Alfonso XII, Francisco Franco, Carlos Arias Navarro y Manuel Fraga, por poner unos ejemplos. Hay que decir que Sagitario es el signo ascendente de Adolfo Suárez y de Artur Mas.

Digo todo esto porque Saturno está próximo a afectar a este grado. Saturno es un planeta de tránsito lento, cuyo ciclo de 29 años (+o-) resulta clave para articular la historia de personas y, en este caso, de comunidades enteras y países.
Para que se hagan una idea de lo que se avecina, los tránsitos de Saturno por Sagitario están relacionados con:
- Guerras napoleónicas.
- Primera Guerra Carlista.
- Revolución de 1868.
- Guerra de Cuba y final del Imperio Español.
- Años centrales de la Dictadura de Primo de Ribera.
- Entrada de España en la ONU, en plena época franquista.
- Entrada de España en la CEE, durante el gobierno de Felipe González.

De estos dos últimos acontecimientos, propongo una interpretación común: la entrada de España en organismos internacionales supuso una modernización y, en cierto modo, una abdicación de ciertos modos de comportamiento a nivel político. Cuando digo abdicación no hablo de una totalidad sino de una transacción influenciada por el organismo al que se empieza a pertenecer. De algún modo, el organismo empieza a influir sobre el país.

El próximo tránsito lo tendremos muy pronto. Lo vamos a notar a partir de noviembre de 2015. Más adelante, durante la segunda quincena de marzo de 2016, llegará Marte al ascendente correspondiente al Decreto de Nueva Planta. Y un poco más allá hará conjunción con Saturno en agosto de 2016. Curiosamente esta conjunción entre Marte y Saturno afectará al grado del ascendente de Artur Mas.

La interpretación que propongo para este evento en ciernes es que la comunidad internacional forzará a España a que abdique de la posición negacionista en relación a Catalunya. Es decir, entre noviembre de 2015 y agosto de 2016 va a haber cambios muy concretos que ayudarán a disipar la niebla que el gobierno de Madrid no está interesado en disipar a día de hoy.

lunes, 18 de mayo de 2015

El inconsciente colectivo en España

El inconsciente colectivo de visita por España y sus alrededores.
Comentarios surgidos a resultas de una conferencia dada por Ramón Cotarelo en l'Ateneu Barcelonès.

Sobre el derecho a decidir.


Cuando veo a un político defendiendo la democracia a la vez que niega el derecho a decidir, me pregunto a qué y a quién obedece. Me parecen vasallos de alguien a quien no conozco. Me parecen vasallos haciendo méritos para que alguien más poderoso que ellos les premie con un futuro mejor tras su paso por la exposición a la cosa pública.
Ahora recuerdo las palabras de Juan Carlos I cuando estalló la crisis. Decía que todo viene del mercado. Entonces, pues, pregunto: si el mercado tiene más poder que cualquier gobierno, ¿para qué y para quién los políticos, si es el mercado el que decide? ¿para qué la monarquía, si ya no garantiza ni soberanía patria ni estabilidad ante la vorágine de los mercados?

El caso es que este viernes pasado asistí a la presentación de un
libro de Ramón Cotarelo. Resultó ser una conferencia que se quedó corta. Fue una lástima que no se registrara en video. Ramón hizo una exposición de la mentalidad habitual del gobernante español a lo largo de los últimos siglos. Después, ya acabado el coloquio posterior, pensé que Ramón tenía una visión del karma patrio un tanto cristalizada. Pensé que por qué no podría emerger una nueva generación de gobernantes con otra mentalidad. Sin embargo, y en esto estoy de acuerdo con Ramón, yo no la veo, aún por más novedades que parezca haber en ciernes. No obstante, no perdamos la esperanza.

Es decir, si hay un inconsciente colectivo que va arrastrando los desaguisados históricos hasta el momento presente continuo, ¿no podría ser que la dinámica de esta fuerza de la historia nos esté proyectando hacia un cambio inédito que, más que a las formas políticas concretas, afecte a las mentalidades de los gobernantes?

Ramón dijo que el proceso independentista podría ser un buen detonante. Sin embargo, pienso, un karma de tantos años no se dejará hacer la extremaunción así como así.

Vuelvo a la conferencia de Ramón. En unos gráficos que expuso se mostró muy claro en relación a posibilidades, aunque por el poco tiempo de que disponía no se detuvo a matizar sobre el futuro.
Se me ocurre ahora que, volviéndonos posibilistas optimistas, el gobierno, más tarde o más temprano, podría acordar apoyar un referéndum de autodeterminación. ¿Qué sucedería si el resultado fuera adverso para una declaración de independencia? Según si fuera este el resultado, ¿quedaría entonces legitimado el gobierno central para recentralizar competencias, aduciendo que la UE pide un recorte presupuestario? O por el contrario, ¿serían capaces los políticos catalanes, aprovechando el capital humano independentista generado en estos años, de blindar competencias de tal manera que se llegara a un estado federal de facto (declarado o sin declarar)? ¿o volverán a la ambigüedad de los años de la Puta y de la Ramoneta?

Excepto que haya cambios en la mentalidad habitual del gobernante español, el proceso soberanista seguirá adelante, sin concesiones, y, además, con la complicidad inconsciente por parte del gobierno central. Me pregunto qué hubiera pasado si se hubiese apoyado un referéndum hace tiempo, con buenos debates, de tal manera que las diversas opciones hubieran tenido oportunidad de hacer una elaboración de sus respectivos proyectos de país.
Sin embargo, como deduzco de las palabras de Ramón, la torpeza política española es tal que se nos hace difícil pensar que puedan actuar de una manera diferente de como lo han estado haciendo hasta ahora.

Otra pregunta que me surge gira en relación a qué podría pasar si la negociación se retrasa, se posterga, y más cuando hay cierta inseguridad por parte de los soberanistas de no tener suficiente masa crítica como para dar por hecha la consecución de la independencia. Recordemos el caso reciente de Escocia.
Otra más: ¿qué podría pasar si aparece el cansancio, el desinterés, la desafección política, y se deja que surja una versión nueva del desencanto, de aquel desencanto que tanto procuró Felipe González y los de su quinta, y que me lleva a pensar que a los políticos les interesa que el pueblo participe de la política pero no mucho? Es decir, que los políticos prefieren, en secreto, tener al pueblo lejos y desinformado. Para ello, ¿volverán a hacer los posibles para tenernos cansados y lejos?

jueves, 7 de mayo de 2015

300 años de corrupción institucional

La corrupción consentida: 300 años de caciquismo institucional.


Aunque el origen del caciquismo en España es datado en el XIX, se podría decir que gran parte de sus causas, si no todas, provienen de la época en que se inició el reinado borbónico. En el tiempo de los Austrias, hasta inicios del siglo XVIII, cuando Felipe V se instala en el trono, el funcionariado era reducido y ceñido al ámbito de la nobleza. Se podría decir que con el reinado del primer Borbón se inicia la proliferación de lo que después sería conocido como función pública.

Con Felipe V se empiezan a medir las tierras, se crea el catastro y el registro de propiedades. En resumidas cuentas, se tomaron las medidas para la recaudación sistemática de impuestos. Para tal fin, los inspectores de hacienda de la época habían de ser necesarios en cantidad superior, lo cual suponía un aumento de presupuestos debidos al gasto en salarios que ello ocasionaba. Así, pues, el inspector-recaudador, como complemento de su sueldo, podía extorsionar y coaccionar a aquellos a los inspeccionaba y recaudaba. De este modo, se empezó a crear lo que en el siglo siguiente sería denominado como caciquismo.

Hay que decir que el recaudador corrupto, cuyos abusos eran permitidos por el rey, era el principal valedor del monarca. La vista gorda del rey, permitiendo la corrupción, daba lugar a que esos mismos corruptos actuaran como garantes del orden establecido: o sea, del monarca que les protegía. Y éste, también, a su vez, protegiéndolos, creaba una red clientelar que todavía funciona. Esta red es la que permite que el orden corrupto persista, con la complicidad en red.

En la época de los Austrias el funcionariado era escaso; por tanto, poco diseminado entre la población. Es a partir de la etapa borbónica que el funcionariado empieza a proliferar y a diseminarse entre la población, de tal manera que los funcionarios acababan protegiendo a la corona (y viceversa). Un protectorado mútuo hecho de connivencias, vistas gordas y abusos de todo tipo.

Lo que quiero decir con ello es que el funcionamiento del estado español, a todas luces disfuncional, se ha mantenido fiel a estos hechos: caciquismo, clientelismo, connivencias, etcétera. Hoy en día, en España, la figura del cacique sigue tal cual, con diferentes formas y estilos. El principal articulador de estas redes clientelares son la monarquía, los gobiernos, los partidos políticos, las instituciones y las empresas del BOE.

Se habla mucho de la corrupción, y de que los partidos políticos, según proclaman, quieren acabar con ella, para regenerar las estructuras políticas e institucionales. Sin embargo, me pregunto: ¿cómo podrá eliminarse estas formas caciquiles si llevan entre nosotros más de 300 años? Y aún más: ¿cómo podrán hacer la limpieza que los partidos prometen si ellos mismos son candidatos a ser el recambio de una casta cuyo modelo es totalmente corrupto?

domingo, 3 de mayo de 2015

La necrosis del estado español

Necrosis y declive del Estado Español: 1716-2016.

En 1479 se unieron las Coronas de Castilla y Aragón. En 1492 se culminó la Reconquista, se expulsó a los judíos y se descubrió América. Con Felipe II se llegó al esplendor imperial. A principios del siglo XVIII un Borbón llegó y desplazó a un Habsburgo, dando lugar al absolutismo patrio y al caciquismo clientelar todavía vigente. El siglo XIX se inauguró con la guerra de la Independencia. A partir de ahí, de una turbulencia a otra, hasta llegar a 1898, año en el que España pierde lo que le quedaba a su Imperio. Ello da lugar al más que turbulento siglo XX, cuya apoteosis fue una guerra civil y 40 años de dictadura. Luego vino la transición, que resultó ser un tejemaneje de silencios y connivencias. Justo después llegamos a un periodo de excepción, en la época de los gobiernos de Felipe González, en que se vivió una gran modernización, un gran desencanto y diversas corrupciones. La renovación del caciquismo, vamos. La corrupción fue un apaño generacional hecho, queriéndolo o no, a sabiendas de que tarde o temprano los conflictos que quedaron tapados y sin resolver volverían a salir del armario.

Pues bien, una puerta del armario, ya abierta, ha dado lugar a que el encaje de Catalunya en España muestre sus deficiencias, las cuales quedaron legalmente instituidas en el decreto de Nueva Planta de 1716. A un año vista, el del 300 aniversario del dicho papel, el 2016, se espera que salga del armario todo lo que permanece guardado. Se trata de un año que será el del inicio de una legislatura especialmente conflictiva, en la que gobierne quien gobierne se tendrán que acometer unos cuantos marrones, los que estaban dentro del armario desde hace 300 años, junto con los que vienen de la crisis y de las transformaciones que no se han acometido. Ya es sabido que a los dos últimos años de mandato se les suelen poner quilos de maquillaje. Vamos, que a quienes gobiernen el país les va a tocar el gran marrón.

Me pregunto yo que sabiendo lo que al próximo gobierno le va a tocar hacer, ¿a quién le puede interesar semejante tarea? ¿a un héroe, quizá?

La crisis del 2016.

La crisis del 2016, un segundo crash mundial, se va ensañar especialmente con España y Portugal. Afectará mucho a la Unión Europea, que va a pasar por una autodestrucción controlada.
Otra cosa a añadir es la situación de la comunidad musulmana en Europa y, muy especialmente, en España. Y mucho más, en Catalunya, área en donde vive la tercera parte de la ciudadanía musulmana que reside en España. Muy posiblemente los gobiernos venideros deban afrontar la integración de estas comunidades en el ámbito de la participación política de alto nivel, algo que puede resultar muy delicado y que requiere de un nivel de audacia a la par.

Este último apunte dará lugar a que las interpretaciones que Fontbrune hizo de lo indicado por Nostradamus hace 500 años se conviertan en realidad: que Europa llegaría a ser musulmana en el siglo XXI. Y yo añado que muy posiblemente el primer paso para ello se dará en España.

Una curiosidad.

Hace unas semanas tuve un sueño en el que se indicaba que las células islamistas radicales que operan en España están siendo apoyadas por agentes de la extrema derecha española. Y que éstos, a su vez, son personas infiltradas bajo el amparo de altas instancias institucionales.

Se me ocurre, pues, plantear unas preguntas, por si alguien me puede alumbrar:

¿Podría ser que el terrorismo islamista operara en España asociado a determinados elementos de la extrema derecha, acaso apoyados desde altas instancias del gobierno? ¿Podría servir el terrorismo como vía para mantener la unión de un país en peligro de secesión?

sábado, 2 de mayo de 2015

¿Quién quiere la independencia de Catalunya?



Literal o metafóricamente, el requisito de toda revolución es que haya muertos y mártires.

¿A quién le interesa la independencia de Catalunya?

El proceso que se vive en Catalunya aún no ha atravesado la línea roja. Digamos que las pruebas que unos han puesto sobre otros, y viceversa, aún no ha generado ningún cambio. El gobierno español sigue funcionando como lo venía haciendo. Y las dinámicas de los partidos políticos, también. 
Los cambios aún no han llegado. En estos momentos se tiene la sensación de que los pocos avances que ha habido pueden derivar hacia cualquier dirección. E, incluso, que podrían reversibilizarse. Es decir, ir hacia ningún lugar.
Entonces, pues, si los cambios aún no han llegado, y todo parece girar sobre sí mismo, ¿qué puede pasar a partir de un cierto momento?

Se me ocurre, además, otras preguntas colaterales:
Habida cuenta de la situación que se destapará en el 2016, ¿será posible mantener el estado de las autonomías, con tantas duplicidades que generan gastos? ¿se recentralizarán las competencias de las autonomías? ¿serán abolidas?

Bien, es posible que algo de ello ya esté ocurriendo, desde hace más tiempo del que parece, y que la única manera de que ello no ocurra, la recentralización, sea proponiendo la independencia por parte de aquellos que tengan claro un proyecto de futuro que así lo requiera.

Entonces, pues, una pregunta:
¿Quién quiere la independencia de Catalunya?
La puede querer el pueblo catalán; la pueden querer, además, todos aquellos españoles que perciban que el proceso independentista, al margen del resultado a que dé lugar, pueda provocar cambios profundos en la tradición absolutista de los usos y costumbres de la política española. Es decir, que aunque prefieran mantener la unión española vean como un hecho positivo y catártico la presión independentista, siempre y cuando esta presión se mantenga congruente y decidida. Es decir, que, aunque prefieran mantener la unión de la nación española, vean como un hecho positivo el proceso independentista en la medida que actúa como provocación.

¿Y por qué alguien que no es independentista puede querer que el proceso siga adelante?
A parte de por las razones indicadas, vemos que, aún con la crisis y el descontento social, no hay un movimiento obrero fuerte, ni un movimiento anarquista, ni una izquierda solvente. Hay propuestas muy dispersas, eso sí.
Así, pues, la situación que se atisba en el horizonte es el puro caos. Y ante este caos, la que gane será la opción que manifieste orden, coherencia, solvencia y unidad de acción. Es decir, quien se sepa mover mejor en el caos y en la incertidumbre y no cambie de estrategia según sople el viento.

En el próximo artículo de este blog trataré del posible desarrollo de los tiempos finales del estado español, al menos en lo referente a la relación entre Catalunya y España.