jueves, 2 de enero de 2020

1848-2037: El Ciclo de la Fantasmogénesis (III)

En los dos artículos precedentes les hablé del ciclo de lo macro-imaginal (o de la Fantasmogénesis), que es el sinódico formado por Eris y Neptuno. Como indiqué en esos artículos, este ciclo afecta a muchos aspectos de la vida, tanto pública como privada. La vida pública se infiltra en las vidas privadas. La sociedad del espectáculo contamina la visión que tenemos las personas de nosotros mismos.

En el cuadro de fechas de más abajo verán qué aspectos ha hecho el ciclo sinódico a través de los años. Si se fijan en el ciclo actual, el que se inicia en 1848, verán que los sucesivos aspectos coinciden con episodios relacionados con la sociedad del espectáculo en la que vivimos. Si el lector está bien documentado en cuanto a historia del arte, o de la política, o de los medios de comunicación, verán que esos aspectos coinciden con hallazgos o novedades relacionados con esos campos. Por ejemplo, dentro de poco tendremos el semisextil decreciente, el cual desembocará, años más tarde, en una nueva conjunción (en el 2037). 



Pero regresemos al 2020.

Como les comenté en un artículo anterior (2020: el Año de Eris), Eris tendrá mucha presencia en el 2020. Esto lo digo porque las sucesivas conjunciones entre Saturno, Júpiter y Plutón, que irán produciéndose en el tercer decanato de Capricornio, vienen todas acompañadas de sendas cuadraturas con Eris, situado en el tercer decanato de Aries. Para dejarlo claro, y dicho en pocas palabras, como Eris tiene que ver con la evolución de los imperios, cuando la manzana (o el limón del poder) experimenta un cambio de manos se produce un nivel de incertidumbre tal que nadie quiere tomar decisiones. Los políticos se niegan a adoptar medidas que les puedan estallar en la cara. Si a ello le unimos que el sinódico entre Eris y Neptuno está en decadencia, y que no habrá un horizonte claro hasta llegar al 2037, la conclusión a la que podemos llegar es que los problemas no encontrarán solución, y especialmente cuando se intuye que la solución puede agravar aún más el problema que pretende solucionar. O lo que es lo mismo: cuando de una situación no se sabe cómo salir, la tendencia natural humana es preferir cronificarla, a la espera de que en el futuro las personas dispongan del recurso idóneo, de tal manera que la aplicación de la solución disponga de un horizonte más confiable y holgado. Y como ahora no lo es, debido a las incertidumbres, la tendencia será preferir la cronificación antes que tomar decisiones cuyas consecuencias desemboquen en descontrol. 

El otro elemento es que el limón del poder está demasiado manoseado. Vamos, que no queda mucho jugo que exprimir. Habría que poner al limón en barbecho, para ver si se regenera sin tanto estrés al que le someten.

Otro matiz relacionado con Eris son las luchas por el poder, pero se trata de unas luchas que tienen la peculiaridad de no mostrar claramente quién gana y quién pierde. A diferencia de Marte, el hermano de Eris, en que la diferencia entre quien está ganando y quien está perdiendo es clara, la influencia de Eris hace que las personas permanezcan ciegas, en el sentido de no encontrar muestras de quién está ganando o perdiendo en los conflictos. En consecuencia, en estos tiempos que corren las personas públicas tratarán de evitar movimientos audaces, dado que ello pondría de relevancia su incompetencia para tratar los actuales problemas que la sociedad plantea. Preferirán escenificar que todo puede ocurrir, mientras no está ocurriendo nada de manera definitiva. Y como nadie quiere perder, las causas de los conflictos se irán fragmentando perversamente, para que nadie vea cumplidas sus expectativas de forma clara. De esta manera, quien pierde no sabrá que está perdiendo (o más bien, creerá que puede ganar, aún cuando no haya señales claras de ello), y quien pueda estar ganando no lo sabrá con certidumbre, debido a la fragmentación y deformación de las causas y conflictos en lucha. El resultado de tal fragmentación será la cronificación del problema. Es decir, el limón (o la manzana) irá lanzándose a futuro indefinidamente.

De todos los planetas lentos, Urano es el que mejor está relacionado con Eris. En concreto, está en fase creciente, ya que hizo una conjunción con Eris hace pocos años. Por tanto, el sinódico entre Eris y Urano empieza a crecer. En cambio, los planetas lentos (Júpiter, Saturno, Plutón y Neptuno) están todos en fase menguante (o decadente) en relación al sinódico que forman  con Eris. El que Urano esté en fase creciente, dado que tiene que ver con la tecnología, quiere decir que van a ser los avances relativos a ella los protagonistas del cambio. El resto de cosas deberá esperar.