Se habla mucho del estallido de una próxima burbuja. Ya saben: que si los intereses, que si la deuda, que si los impagos, que si la bancarrota de los estados, que si los fraudes de la banca, que si los especuladores, que si aquello o que si lo otro. Y es muy posible que estos rumores estén en lo cierto. De hecho, a nivel astrológico podemos divisar que de aquí al 2020 pueden pasar muchas cosas. Vamos, que no serán meses tranquilos.
Y ahora me gustaría argumentar este asunto desde otro paradigma: el de la filosofía de los 5 elementos de la medicina china. Le dediqué a este tema un libro que lleva por título La Empresa y los 5 elementos. En este trabajo expongo como percibir el funcionamiento de los órganos del cuerpo como si se tratara de departamentos de una empresa. O dicho de otro modo: las empresas, y las funciones relacionadas con sus departamentos, funcionan con las mismas leyes naturales que rigen el funcionamiento orgánico de la vida y del cuerpo humano. Si lo que está arriba está abajo, también lo de dentro estará afuera (y viceversa). El sistema chino de los 5 elementos, además, contempla que los organismos (las empresas y las personas) se mueven según una pauta que las hace sensitivos y mutuamente resonantes según la estación en la que estemos. Y el calendario chino, por todas estas razones, comprende cinco estaciones. Cada una de ellas es resonante con determinadas funciones corporales y con determinadas funciones sociales.
Estábamos diciendo que el año chino está formado por cinco estaciones. Por otro lado, la ciclología china propone otro ciclo, esta vez de 10 años, compuesto por cinco etapas de dos años cada una. Para abreviar, pues todo el fundamento lo desarrollé al detalle en el mencionado libro, les diré que los años que acaban en 8 y en 9 tienen que ver con el sistema bazo-páncreas. Este sistema, según la terminología china, es el que se encarga de mantener la sangre en los vasos. Es decir, que no se produzcan ictus, derrames, etcétera. Y si el dinero es la sangre del sistema, durante las etapas en las que domina el elemento Tierra, que es el que se relaciona con bazo-páncreas, se pueden producir ictus y burbujas que estallan. Las burbujas financieras son como ictus para la economía y para la sociedad.
En consecuencia, los años que acaban en 8 y en 9 son potencialmente provocadores de ictus (en personas, empresas y países). Recordarán que la crisis de 1929 aconteció en uno de estos años; y la que estalló en el 2008, también. Y que en 1999 fue cuando se derogó la Ley Glass-Steagall -una ley promulgada en 1933 que protegía de la especulación al ahorrador mondo y lirondo-. Las consecuencias de esta derogación dieron lugar a la proliferación de productos bancarios de tipo especulativo y usables por el ahorrador mondo y lirondo, y que fueron los que en parte provocaron el estallido de la burbuja en el 2008. El que esta crisis haya afectado a tantas personas procede en parte de la derogación de la susodicha ley.
A parte de los años que acaban en 8 o en 9, durante cada año hay una estación, la que se corresponde con el elemento Tierra, que rige el periodo comprendido entre mitad de agosto y final de octubre (en el hemisferio norte), que ofrece alguna pista acerca de en qué momento del año es posible que se produzca un ictus colectivo, social, bancario, financiero u orgánico. Las sociedades que tengan su bazo-páncreas funcionando débilmente serán las que resultarán más afectadas. Y en relación a las personas que padezcan de alguna enfermedad que implique al sistema bazo-páncreas, que se pongan a buen recaudo.
Por consiguiente: durante los años que acaban en 8 o en 9, y en concreto durante el periodo comprendido entre mitad de agosto y final de octubre, puede producirse un episodio traumático (en el sentido de lo que he expuesto en este artículo).