jueves, 26 de septiembre de 2013

Interferencias de lo Transpersonal

Interferencias de lo Transpersonal en lo Personal.

La astrología tradicional jerarquizaba la familia planetaria en tres estamentos:

1/ Los que confieren carácter: Sol y Luna.
2/ Los que confieren herramientas para el desarrollo del carácter: Mercurio, Venus y Marte.
3/ Los que ayudan a entender la evolución del carácter de la sociedad y su influencia sobre los individuos: Júpiter y Saturno.

La comprensión de estos tres estamentos debería bastar para construir una psicología astrológica (o una astrología psicológica) verdaderamente operativa. Junto con los signos, obtendríamos de todo ello el septenario y el dodecagrama, dos formas de tipologización unívoca y holística de lo físico y de lo psíquico.

Más adelante se fueron incorporando a la familia Urano, Neptuno, Plutón y Quirón. Cada uno de estos planetas fue descubierto en concomitancia con etapas que denotan que la complejidad social va aumentando y transformándose. Desde la caída del Antiguo Régimen hasta el día de hoy, nuevas formas sociales han surgido y se han añadido a la pirámide.

El instinto realizador de la persona experimenta interferencias fuertes procedentes de esta sociedad que se va haciendo cada vez más compleja. Estas interferencias fuertes coinciden con los significados de Urano, Neptuno, Plutón y Quirón. Quiero decir con ello que el instinto natural que impulsa la realización puede quedar alterado por modelos de comportamiento emanados de la progresiva complejidad social.

Así, pues, por ejemplo, a través de Urano nos llega la posibilidad de aumentar nuestro horizonte de realización a través de propuestas sociales que requieren de una participación en juegos colectivos. Uno de ellos es el de la conspiración para el cambio de aquellas condiciones que faciliten la realización de las personas. Es decir, la tentación por derrocar un cierto “antiguo régimen” que beneficie a todos. Sin embargo, esta ilusión, que a menudo viene acompañada de una visión de futuro acelerada e impaciente, requiere de una gran generosidad, compañeros de viaje leales y fieles, relaciones muy trabajadas, coherencia, cohesión, transversalidad y conciencia transgeneracional., Esto último lo digo porque todas las personas aspiramos a ver nuestro ideal realizado en vida propia. Sin embargo, como la historia demuestra, muchos avances sociales que parecían inmediatos debido al fragor han requerido de más de 2 o 3 generaciones de personas.

Con Neptuno, representante de la conciencia idealista trascendente, nos encontramos con otra capilarización de lo colectivo en la vida individual. En concreto, de los sueños que emergen del inconsciente colectivo y que se infiltran en las motivaciones personales. Ello da un modo de autorrealización esquiva o evasiva. La expllicación que se le puede dar es que a menudo podemos vernos utilizando fenómenos sociales -por ejemplo, el espacio público- para proyectar en ellos nuestros anhelos personales. También, a la inversa, la sociedad proyecta sus anhelos capturando nuestra atención y llevándonos a que demos nuestra vida por ella. Otra explicación, complementaria de lo que acabo de decir, es que la realización está reservada para una minoría que culpa a una mayoría por pretender realizarse.

Plutón representa la autorrealización maníaca, una capilarización sobrevenida de la complejidad social consistente en fomentar la competitividad a toda costa, sustrayendo energía de los individuos, a quien la sociedad quiere perpetuamente insatisfechos. Ahí podríamos ver que la propia realización cultural está interferida por las realizaciones no completadas procedentes de personas pertenecientes a nuestra árbol genealógico. De este modo veríamos que la realización de los propósitos del yo individual son amplificados hasta convertirse en una fijación neurótica o en una obsesión.

Quirón, en cambio, nos pone en la tesitura de poder curarnos de lo incurable. La sociedad, que mercadea con la espiritualidad y la sanación, nos pone en la tesitura de tener siempre algo de lo que curarnos o de alcanzar la felicidad haciéndonos ver lo infelices que somos.

Así, pues, el orden en el que fueron descubiertos Urano, Neptuno, Plutón y Quirón nos ayuda a entender un orden psicológico que de otra manera nos hubiera pasado inadvertido.

En definitiva, sería este el paradigma:

Podemos cambiar el mundo (Urano), tomándonos de nuestras manos hasta hacernos todos Uno (Neptuno). Sin embargo, tengamos en cuenta que el hombre es un lobo para el hombre (PLutón) y que más vale ponernos a ser conscientes de nuestra propia fragilidad antes de hacer algo sin tenerla en cuenta (Quirón).

Otra opción:

Nuestro proyecto personal (Urano) requiere percibir y aceptar el marco social colectivo en el que estamos insertos (Neptuno). Por otro lado, los mecanismos psicológicos de supervivencia, los instintos animales, sublimados en forma de ambición (Plutón), nos pueden llevar a que el egoísmo propio del humano boicotee lo que anhela. Ello nos llevaría a aceptar que la sociedad existe debido a la fragilidad ontológica del humano (Quirón). Este hecho no suele ser encajado fácilmente en un mundo en el que las emociones son menos importantes que la productividad.

martes, 24 de septiembre de 2013

Plutón: la autorrealización maníaca

Plutón, el Eneagrama y la Homeopatía.

La acumulación afirmativa, también denominable como autorrealización maníaca.

Hay dos maneras de estar desacompañado: por vocación o por exclusión.

La vocación solitaria proviene de una necesidad del alma y está relacionada con un instinto de supervivencia cuya raíz habría que buscarla en las altas profundidades. Digamos, pues, que el silencio y el alejamiento son necesarios, ya sea en etapas determinadas de nuestra vida, ya sea en vidas enteras. Ello es necesario para poder recapitular, tomar conciencia, recapacitar, comprender a fondo.

En cambio, la soledad por exclusión puede provenir de un miedo a las circunstancias, lo cual se vive como rechazo a participar, aunque con una necesidad inconfesa de decir sí. Más adelante, en cambio, la necesidad inconfesa es confesada y sale a la superficie una afirmación tan descomunalmente fuerte que es tomada por el entorno como si se tratara de una invasión que hay que combatir. Así, pues, lo que fue un no y luego un sí llevó al ostracismo a la persona en sus deseos, se ponga como se ponga. Primero, como ocultación en la que ella niega su propio deseo; segundo, como imposición afirmativa en relación a su mundo externo, en donde los demás le niegan, o rechazan, en proporción a lo que ella busca afirmar.

En una tercera fase, superada la compulsión interiorizada y la obsesión exteriorizada sobre objetivos que rara vez se ven satisfechos, la persona se ilumina y comprende lo sencillo que es todo.

Este factor, que yo llamo afirmación acumulada, tiene un nombre: Plutón.

Se trata, pues, de una energía profundamente afirmativa, a menudo sin control consciente. En un principio, expresada como bloqueo, como miedo al propio deseo, o a un anhelo imposible de satisfacer, de intenso que es. En una etapa más avanzada se expresa como afirmación obsesiva que puede acabar provocando exclusión o rechazo por parte de los demás, de tan intensa que es la proyección. Finalmente, y esta es el objetivo a alcanzar, como expresión descongestionada del ser,

Es en este último punto en que Plutón puede ayudar a expresar el Sol astrológico.

En el Eneagrama se ven trazas del binomio Plutón/Sol en los Eneatipos 1 y 8. Si ello es así, la correspondencia homeopática es con Aurum, un medicamento muy solar que tanto puede ayudarnos a mostrarnos, si lo estamos haciendo por debajo de nuestras posibilidades, como a moderar y ajustar la expresión, si nos estamos pasando por exceso.
Y también, con algún nosode -medorrihnum, por ejemplo-, una gama homeopática que puede ayudar a desenterrar y hacer emerger lo oculto, un tema muy en la línea de Plutón.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Ayuda sin mapa

¿ Por qué no hago uso de mapas en la consulta ?


Si uno dice de sí que es astrólogo está claro que debe hacer uso de mapas para desarrollar la función que se espera de él. Sin embargo, el astrólogo, para hacer su trabajo, se basa en su capacidad de escucha, crucial para poder entender las peticiones de sus clientes y alinear sus recursos para tal efecto. Lo que quiero decir es que no es un mero busto parlante que traduce mapas.

Como no es una máquina explicadora, porque para ello ya hay programas que interpretan, lo que distingue al astrólogo artesano es su capacidad para discernir. ¿Discernir, el qué?. BIen, vamos a ello.

El profesional de la ayuda escucha al cliente en su petición. No le debería interesar hacer proselitismo fácil en base a sus conocimientos privilegiados. Con ello quiero decir que el cliente, si no conoce a fondo las diferentes opciones que se pueden aplicar en la ayuda que espera obtener, basa su opción en algo que le parece fiable de acuerdo a lo que necesita plantear: un icono, una marca, el nombre de la cosa. Sin embargo, el cliente, influenciado por lo que supone y no sabe, puede querer ser ayudado más por una técnica que por una persona.

ES decir, lo que hace que la ayuda sea eficiente es la relación interpersonal. Sin embargo, repito, a menudo el cliente se dirige al profesional de acuerdo a la línea que se supone cultiva. Es decir, pasa por alto el motivo nuclear y se deja seducir por las categorías, clasificaciones y nombres de cosas.

Todo esto viene a colación del asunto de si para llevar eficientemente una consulta es necesario ir directamente a recitar un mapa astral. O dicho de otro modo: ¿es necesario ponerse de rodillas ante el cliente? ¿o es que no podemos contrariarle en lo más mínimo? ¿debemos ser obedientes y, si lo que nos pide es recitar una carta, recitarla sin cuestionar? ¿y si se pueden hacer las cosas de otra manera, acaso con más creatividad y más finamente ajustadas a la petición de fondo del cliente, aunque suponga utilizar herramientas insospechadas e imprevistas?

Les pongo un ejemplo:
Un cliente va al odontólogo. El odontólogo, que sabe mucho de dientes y encías, le recomienda hacer aquello y lo otro. Todo, obviamente, según la odontología invasiva convencional. Sin embargo, la boca forma parte de un sistema. ¿Por qué, por ejemplo, para el tema de encías, no se podría utilizar la acupuntura, dado que es un asunto sistémico? Está claro que el odontólogo, si no está en condiciones de ofrecer tratamiento con acupuntura, nunca aconsejará acudir a la medicina china. Otra cosa es que el profesional en cuestión sepa tanto de odontología, de medicina china y de homeopatía. Le puede decir al paciente que para su problema, y para no abusar de intervenciones invasivas, se haga un tratamiento estratégico en base a más de una técnica.

Esto era un ejemplo, acaso demasiado evidenciado.

Ahora paso a mi experiencia concreta:
Hace unos años tenía ante mi un cliente. Al iniciar la sesión le pregunté si los datos de los que disponía, con el mapa ya a la vista, eran los correctos. El caso es que había algún fallo en la fecha. Así, pues, aquella sesión no se podía realizar. Sin embargo, convenimos proseguir la conversación, despojándose él de la expectativa que traía y yo, también, de la responsabilidad. Es decir, desprogramamos la relación padre-hijo y la convertimos en hermano-hermano. El resultado fue una conversación muy creativa e inusitadamente esclarecedora, en la que se tocó todo lo que el cliente esperaba y necesitaba. Incluso más: como yo no tenía el mapa fue el cliente quien articuló el discurso que esperaba escuchar de mi. Luego, al acabar, y habiéndonos emplazado para otro día con la carta calculada adecuadamente, me di cuenta de que esa persona explicó en voz alta lo que venía a escuchar de mi. El caso es que cuando volvimos a encontrarnos, ya con el mapa correctamente calculado, la sesión no ofreció ninguna novedad remarcable.

Mi conclusión es que las personas no utilizamos todos nuestros recursos. Ni el astrólogo los utiliza, puesto que los fía a los conocimientos que cree tener de astrología; ni el cliente, que cree que el conocimiento le tiene que venir desde fuera, desde un sistema que se le antoje fiable.

Así, pues, mi forma de trabajar se inicia con una sesión sin mapa. Mi propósito ahí es que todo lo que se pueda clarificar se clarifique y, mejor que mejor, que no llegue a hacer falta la sesión con mapa. Y aunque ésta se conviniera llevar a efecto, el bagaje de la sesión anterior la hace más provechosa y sustancial.

El valor añadido de hacerlo de esta manera lo descubre el cliente, lo descubre en sí mismo, puesto que se encuentra con un marco en el que los recursos encuentran el marco adecuado para mostrarse y brillar.

Las personas no utilizamos nuestros recursos. Los hemos fiado a sistemas, marcas, categorías, iconos.
Si una persona insiste en que sea auxiliada por un icono, pues adelante, que lo sea. Sin embargo, propongo que antes de acudir a él probemos tratar de los asuntos de una manera creativa, como si se tratara de una lluvia de ideas que surge de la buena química natural. Luego, si es necesario, podremos utilizar el mapa con más y mejor terreno.

Cuando alguien me pide consulta, y le planteo todo esto que he explicado, me encuentro con dos tipos de respuesta:
- de quien lo acepta confiado.
- de quien no confía y quiere que la sesión sea con el mapa.
En este último caso, pregunto: ¿Qué la hace fiarse más de un mapa? ¿o es que no se fía de mi en absoluto?

Pienso y siento que la ayuda profesional entre personas es necesaria, siempre y cuando la confianza sea recíproca. Sin embargo, si una persona se obstina en que únicamente un mapa le puede dar la respuesta, sin haber conversado con la pausa necesaria, entiendo que es un capricho o un lujo. No lo es cuando una vez tenida la sesión inicial, sin mapa, se comprueba que, para las inquietudes expresadas por el cliente, es necesario contar con el mapa.
Por otro lado, la sesión sin mapa me permite sondear qué recursos propios de la persona no están siendo utilizados. Me interesa especialmente este factor, a la procura de que el cliente dependa lo menos posible de un conocimiento que lleva dentro de sí. También, trabajar sin mapa me permite abordar los temas sin prejuicios ni ideas preconcebidas.

Y, cómo son las cosas, como he indicado, hago primeras sesiones astrológicas sin mapa. En cambio, con los clientes que vienen a desarrollar sus habilidades en los procesos de mentorización literaria sí que uso el mapa desde buen principio, más que nada para comprender sus motivaciones y alentar la creatividad con preguntas provocativas.
He aquí un enlace sobre cómo se desarrolla un proceso de acompañamiento en la línea de lo expresado en este artículo.

Para las personas interesadas en seguir un proceso de mentorización literaria, pueden ponerse en contacto conmigo a través del correo electrónico. Lo encontrarán en la página principal del blog, justo debajo de la cabecera a la derecha.

viernes, 20 de septiembre de 2013

La consulta astrológica

Doble página publicada en La Vanguardia dedicada a la consulta astrológica.

Está fechada en 10 de febrero de 2002.

Artículos de Jaume Martín, Enrique Eskenazi y Jesús Navarro.




viernes, 6 de septiembre de 2013

La psique del dinero y la independencia de Catalunya



De tener 34 años hoy, ¿apoyaría Samaranch la independencia de Catalunya?

La psique del dinero y la independencia de Catalunya.

Me parecen Francesc Cambó y Joan Antoni Samaranch, de quienes se viene hablando mucho últimamente, dos figuras sumamente interesantes a la hora de entender e interpretar el proceso soberanista en el que Catalunya está inmersa. También, cómo no, Francesc Maciá, Lluís Companys, Jordi Pujol y, aunque no parezca tan obvio, Pascual Maragall.

En un artículo anterior describí el ciclo de la élite catalana, desde que se inició la industrialización, a partir del textil, hasta su declive.
 En concreto, comenté que el ciclo ya hace tiempo que acabó, justo con la crisis de los años 70-80 del siglo pasado. También comenté que alrededor de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona se empezó a construir las bases del estilo de la futura clase dirigente. Junto con ese inicio de ciclo, alrededor de 1992, vemos cómo acaban de caer los últimos restos del anterior, lo cual quedará simbolizado cuando se produzca el desenlace del llamado Cas Palau. Con ello acabará un paradigma, al tiempo que el nuevo, que ya está emergiendo desde hace 20 años, acabará por hacerse más evidente. Recomiendo, para quien quiera ver el mencionado ciclo, la lectura de este artículo: El ciclo de las buenas familias.

Se acaba, pues, un ciclo en el que la élite y la clase dirigente eran una misma cosa, con individuos que desde los sectores más potentes trataban de encarnar sus ideas, además de en sus negocios, en el ámbito cívico y político. Sin embargo, como decía, desde 1992 se está produciendo un cambio de modelo. La élite, la clase dirigente y los líderes públicos son tres cosas distintas, aunque formen parte de una sola pirámide. Es como si en una casa de tres plantas diversos individuos ocuparan cada una de ellas en función del cometido que deban desarrollar en el contexto global del edificio. En la planta baja, los políticos; en la segunda, la clase dirigente no política; en la de encima, la élite global. Afuera, en el jardin, cuidando de él, el pueblo llano. Fuera de él, los exiliados, los excluídos.
Con la globalización los resortes se vuelven cada vez más opacos. La encarnación concreta de antaño se va haciendo cada vez más abstracta e indefinida.

Volvamos a 1992. Es alrededor este año, tras la crisis del textil, que desmontó una buena parte de la industria catalana, que la élite catalana está dejando de ser propietaria de sus propios negocios y opta por formar parte de multinacionales y oligopolios. Luego vendría el estallido del negocio de la construcción -por cierto, muy franquista, que pondrá en evidencia la tendencia que acabo de describir-. En cambio, la industria turística sigue siendo el otro puntal -también, creación de la época franquista-. Dicho sea de paso, al futuro de la economía autóctona, si es que se puede llamar así, está por ver si pasa la prueba del algodón del tiempo. De momento, aunque se hable de tecnologías, nanotecnologías, clusters y hubs, el marco está muy abierto a posibilidades y a cambios.
La futura élite, ya aquí y ahora, vendrá avalada por su pertenencia al mundo globalizado. Y será este mundo, mediante una pirámide más compleja y opaca, la que ya ha puesto la alfombra para que el pueblo transite por ella y se pronuncie de acuerdo a unas líneas establecidas desde hace 20 años.

Dentro de 10 años veremos que las ideas independentistas y las federalistas se habrán convertido en una sola. Aunque un orden insoslayable hará que primero se encarne una y luego, la otra.

En relación a las personas antes citadas, les diré que cada una de ellas ha simbolizado una característica muy representativa de la élite que protagonizó el ciclo que se extingue. Cada cual actuando de acuerdo a las circunstancias históricas que rodearon y condicionaron sus actitudes. Cada cual actuando con un pie en el linaje de sus antecesores y con el otro, en la posibilidad que creían que era real de cada momento.. Ahora, con el declive final de las cenizas de lo que antaño fue el Imperio Español, la posibilidad se pone del lado de las tesis independentistas. Más adelante, pronunciada la independencia, vendrán lo federal, o lo confederal, y las eurorregiones. A corto plazo, la independencia; a largo, la interdependencia. Y, más aún, la oligarquización del mundo.

Acerca de las fechas clave en el proceso de consultas por el derecho a decidir y por la independencia de Catalunya.

Como la situación no es bélica, el proceso será como un encaje de bolillos. Sería diferente una situación de guerra, con sangre en las calles, víctimas, heridos, muertos, etcétera. Sin embargo, como el asunto debe abordarse pensando en las futuras relaciones, los movientos serán audaces y cautos al mismo tiempo. El Tao de la negociación en acción.

Las fechas óptimas, las que mejor luz ofrecen para emprender acciones con garantía de solidez son:
- 1 de junio de 2014.
- 10 de septiembre de 2017.
- También, sin definir el día, en el 2020, como momento en el que todos los encajes han sido realizados.
En el caso de las fechas relativas a 2014 y 2017, no hago distinción de si se será un referendum, elecciones plebiscitarias o cualquier otra acción que deje huella.

Acerca de la crisis venida a llamar financiera.

Y ya, de paso, les diré cómo veo el asunto de la crisis financiera. Para poderlo entender habria que remontarnos a los años 60, cuando el dinero empieza a deslocalizarse; a los años 70, con el abandono del patrón oro; a los años 80, con la desregulación y el inicio del neoliberalismo; a los años 90, con nuevos países recién ingresados en la órbita capitalista, tras la caída del muro de Berlín; a la década del 2000, con la puesta en marcha del euro y con el inicio de la crisis que hoy nos ocupa.

En pocas, palabras, las instituciones, que desde hace unos decenios estaban al cargo de la tutela o regulación de servicios y finanzas, dejaron a éstas en manos de eso que llaman mercado -la jungla-. Ahora, sin embargo, vivimos un proceso inverso: las instituciones pugnan por volver a controlar el dinero a cambio de entregar los servicios al mercado. Es decir, lo que era público se va a privatizar a cambio de que lo que se había hecho privado vuelva a ser público.

Si quieren leer un par de artículos sobre el trasfondo del dinero, aquí les paso los enlaces: