domingo, 2 de diciembre de 2012

Patologías políticas (2)

Patologias políticas en Catalunya (2)

• En la primera parte de esta serie les comenté que la forma habitual de funcionamiento de los partidos políticos crea un serio impedimento que hace que líderes que podrían ser interesantes para el pueblo no puedan actuar con su propio criterio y tengan que someterse a la presión de las familias dominantes de cada organización. Es así como los partidos impiden ellos mismos el desarrollo de lo que dicen perseguir: la gobernabilidad democrática. Los partidos ya no facilitan el camino: se han convertido en las piedras en las que ellos mismos tropiezan.

• Los partidos han preferido perder audiencia (aumento progresivo de la abstención) a cambio de generar opacidades, burocracias e impedimentos de cara a proteger sus intereses particulares. Ahora vemos cómo esa forma de funcionar está perjudicando a la sociedad y a ellos mismos. Los partidos demuestran no estar a la altura de la idea que dicen defender. Se han quedado obsoletos. Sin embargo, puede haber líderes capaces, en esos mismos partidos o en la sociedad que emerge. Si los partidos no se abren a la realidad es más que posible que queden desmarcados por movimientos ciudadanos más potentes. Es tiempo de innovación y renovación. Pero, claro, ambas cosas puede poner en peligro los privilegios que se han ido superponiendo tras tantos años de mirarse el ombligo de los propios intereses.

Que una misma idea haya sido defendida por varios partidos sólo puede indicar algo deleznable, una lacra para la democracia, por el tinglado en que la han querido convertir, un abuso sistemático en definitiva.
Sobran partidos políticos -¿qué hacen varios partidos defendiendo una misma idea?- y faltan verdaderas plataformas de participación integradora y transversal. Una vez caidas las ideologías, habría que poner la atención en los valores esenciales. En este sentido, los partidos deberían pensar bien en cómo transformarse para convertirse en vehículos de participación orientados a restaurar la confianza del pueblo.

•  El horizonte que se pretende alcanzar requiere de nuevos valores que nos lleven de la cultura de la competición a la cultura de la cooperación.

seguiremos...

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