Inteligencia emocional y Feng Shui
x Jesús Gabriel Gutiérrez
Autor del libro “Feng Shui, el arte de crear un entorno positivo para tus emociones” RBA-Integral
El alma y sus paisajes
Para
el alma, el cuerpo es un paisaje que le influye tanto como para
sentirse afligida o liberada según las experiencias que experimente en
su compañía. El alma percibe al cuerpo como un paisaje en
transformación, el cual es influenciado por los lugares por los que
transita, hasta el punto de absorber información sutil que el intelecto
no suele advertir. Así, pues, las formas de los objetos, del hábitat, de
la ciudad y del paisaje influyen más de lo que imaginas sobre el
bienestar de cualquier ser vivo.
Inteligencia emocional
Lo que estamos viendo emerger como Inteligencia Emocional
procede de la aportación de Daniel Goleman, quien sentó las bases en un
libro de titulo homónimo publicado en 1995. Sin embargo, este auge no
se refiere a algo nuevo que antes no conociéramos, sino que, más bien,
auguraba un declive de la racionalidad pura y dura surgida a partir de
la Ilustración y, aún más, a partir de Descartes y de las revoluciones
industriales sucesivas. Así, pues, hemos estado viviendo en la quimera
de la racionalidad. Y no es que la racionalidad no sirva, es que no
engendra lo que podría engendrar de no haber sido porque el énfasis en
métodos orilló la intuición y la sabiduría innata que todos tenemos por
el hecho de estar vivos. Un mundo quieto es racionalizable y
clasificable, ciertamente, pero resulta que el mundo no es ni
racionalizable ni clasificable. Con el viejo paradigma dando sus últimos
coletazos, pretendimos explicar el mundo y los comportamientos humanos
de acuerdo a alguna ordenación que nos permitiera controlar, planificar,
cuantificar, prevenir, etcétera. Ahora vemos que la racionalidad sin
intuición o sin emoción no nos ha llevado a ningún sitio –o, mejor
dicho, a donde nos ha llevado es a la insostenibilidad económica e
intelectual-. La eficiencia que pretendíamos se ha quedado en un
sinsentido.
Si
en Occidente estamos redescubriendo las emociones como propulsoras de
la acción y de la transformación, y con ello seguimos creando nuevas
categorías, prueba de ello son los libros de Howard Gardner, en Oriente,
estas divisiones simplemente no existen. La cultura china no pone en
lugares separados lo racional, lo emocional y lo intuitivo. Observan el
mundo desde una percepción más madurada, estable y equilibrada que la
occidental. Tampoco conciben lo humano separado del entorno, del
territorio y del cosmos. Un ejemplo de ello nos lo proporciona la
Medicina Tradicional China, la cual considera al cuerpo humano como un
fractal del cosmos. Lo curioso del caso es que una percepción muy
similar ya la teníamos en occidente antes del siglo XVIII.
La filosofía del Feng Shui
El
Feng Shui recoge y refleja en la práctica una filosofía holística en la
que el contemplar, el pensar, el sentir, el intuir, el ordenar y el
actuar se nos presentan como una sola cosa. Siguiendo el paradigma que
comparte con la Medicina y la Astrología chinas, el Feng Shui entiende
que el hábitat en el que nos desenvolvemos, los paisajes mayores que lo
circundan, el cosmos, la psique y el cuerpo están regidos por las mismas
leyes universales. Atendiendo a esta sutil percepción podemos
comprender con facilidad intuitiva una serie de cosas a las que no
podríamos llegar sólo con lo racional o lo intelectual.
Sin
embargo, y todo hay que decirlo, gran parte de lo que nos dicen que es
el Feng Shui no es otra cosa que conjuntos de recetas cortoplacistas
totalmente descontextualizadas del significado original. Estos
recetarios no contribuyen ni dispensan la ayuda que pretenden dispensar.
El Feng Shui, como la radiestesia, es en realidad un arte dirigido a
desarrollar la sensibilidad y la percepción sutil de la energía. El
protocolo y las técnicas del Feng Shui no deberían eclipsar con
soluciones trituradas y dictadas por un canon su gran valor añadido, que
es la posibilidad de percibir el mundo, y nuestro lugar en él, como una
trama que está siendo tejida incesantemente.
El Feng Shui en la práctica
Nuestra
vivienda forma parte de nosotros; y nosotros, a su vez, de ella. Se
podría decir que un cambio personal, acompañado de un movimiento en el
hábitat, puede facilitar el despliegue de facultades, promover la
generación de oportunidades, acelerar procesos que parecían estancados,
etcétera.
También,
por otro lado, nuestra casa contiene recursos que no utilizamos, de
modo semejante a potencialidades que tenemos y que nos pasan
desapercibidas o infravaloradas por nosotros mismos.
Una
forma de entender en la práctica el principio básico del Feng Shui es
estableciendo una analogía entre nuestra personalidad y el hábitat en el
que nos desenvolvemos. Podemos localizar actitudes erróneas y actitudes
excelentes en nuestros devenires cotidianos e, igualmente, localizar en
la vivienda lo erróneo y lo excelente de manera que podamos actuar
simultáneamente facilitando el cambio.
Una
vez planteada y reconocida la necesidad de cambiar, podemos acudir a
los consejos canónicos del Feng Shui; o bien, mucho mejor, valernos de
nuestra intuición y establecer un diálogo con las zonas del hábitat, los
objetos, las formas y los colores que en él estén. En este sentido,
habría que considerar que todo lo que hay en la vivienda es un ser vivo
-una extensión de nosotros mismos- que nos puede hablar si le hacemos la
pregunta adecuada. Como ejemplo de esto que les digo, tomen un objeto
que puedan sostener en las manos y paséense con él por la casa. Háganlo
con detenimiento, incondicionalmente, y sin ideas o intenciones
preconcebidas. Es posible que en algún momento noten que el objeto
parece que quiera ser colocado en un lugar. También pueden probar, en el
caso de que haya que pintar la pared de otro color, a imaginarse qué
colores la pared parece pedir. Pueden ir probando imaginariamente
colores. Háganlo con calma. Imagínense que la pared ya está pintada y
observen si ocurre algo en sus vidas en días sucesivos. Tengan
paciencia. Puede que no. Al cabo de unos días, si ven que no ocurre
nada, prueben con otro color. Agudicen su intuición y su sexto sentido.
Si hacen este experimento con la calma y la receptividad debidas, la
vida les resultará verdaderamente mágica.
Si
se sienten con ganas de utilizar el Feng Shui de manera intuitiva, sin
mapas y sin recetas canónicas, su inteligencia emocional habrá dado un
paso adelante y, quizá, también, hacia arriba y sin dejar de tocar pies
con tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario