jueves, 31 de julio de 2014

España en depresión (II)

El drama de los partidos políticos.

A pesar de que los políticos justifican su existencia a partir de la participación de los ciudadanos en el proceso democrático, me da la impresión de que prefieren que la ciudadanía esté despolitizada. Y más aún: desinteresada por lo político, acaso porque un interés supondría un riesgo de fiscalización de los partidos por parte de los ciudadanos. Es decir, a los políticos les interesa el apoyo del pueblo hasta cierto punto. En realidad prefieren un pueblo dormido que acuda como un autómata a las sucesivas convocatorias electorales. Prefieren que haya una abstención a que haya un verdadero interés. 

Se podría pensar que sólo en situaciones críticas, como la actual, en donde la corrupción pone en peligro el sistema, es cuando la ciudadanía despierta de su letargo. Sin embargo, hay una forma muy eficaz de volverla a dormir: que después del despertar, para hacerse con el favor del pueblo, la omnipresencia de lo político en la vida pública produzca un hartazgo que lleve a una nueva deserción. Es algo que vemos en Catalunya con el tema de su futura independencia. Entiendo que quien defienda esta opción se arme de argumentos y utilice todos los medios posibles para generar una masa crítica que garantice el mejor resultado. Dada la excepcionalidad del momento, el político con ambición de futuro hará todos los posibles para que su opción sea la que acabe prevaleciendo. Sin embargo, la avalancha de lo político puede generar efectos contraproducentes: que el pueblo se canse de no ver verdaderos sacrificios por parte de los partidos y por parte de los políticos. Es decir: se clama por la independencia o por el unionismo español... pero los partidos políticos que defienden una u otra opción siguen estando más pendientes de conservar y proteger su chiringuito que de procurar el bien del país. Y cuando la ciudadanía percibe esta falta de sacrificio, además de la corrupción corriente y moliente, acaba desentendiéndose. Y eso, en un proceso como el actual, que será largo y laborioso, puede tener sus peligros.

Un caso de saturación política, de los que invitan a desentenderse del todo hasta sentir tedio por lo político, lo tuvimos en el programa de TV3 .Cat en donde se entrevistaba a Miquel Iceta, reciente lider del PSC. Y este es sólo un ejemplo, dado que ello ocurre en todos los canales de televisión en donde emiten tertulias de lo más insustancial.
Es decir, si un político no puede ofrecer nada nuevo y quiere hundir lo poco bueno que puedan aportar los demás, lo que hace es contaminar el espacio con una falta de sustancia que invita a desconectar. De paso, el político insustancial obliga a la audiencia a desilusionarse incluso de lo que de sustancial pudiera haber.

Otro ejemplo de falta de sacrificio por parte de políticos es el caso de la confesión de Jordi Pujol, que ha llevado a los dirigentes de Convergència Democrática de Catalunya a anunciar una próxima refundación del partido. La sensación que tengo al respecto es que llegan tarde. El mejor momento para la refundación ya pasó y lo que puedan hacer ahora resultará como si se tratara de una operación de maquillaje a la vista de todos. Me pregunto yo: ¿cómo es que no lo hicieron antes? 
Mera falta de sacrificio y defensa mezquina del propio chiringuito.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Fantàstic comentari sobre Miquel Iceta: "[S]i un político no puede ofrecer nada nuevo y quiere hundir lo poco bueno que puedan aportar los demás, lo que hace es contaminar el espacio con una falta de sustancia que invita a desconectar. De paso, el político insustancial obliga a la audiencia a desilusinarse incluso de lo que de sustancial pudiera haber." Chapeau!

Jesús Gabriel Gutiérrez dijo...

.. amb total complicitat dels mitjans.
Mercis :-)