miércoles, 3 de febrero de 2016

Quirón y la política (II)

Quirón y los políticos.

El santo patrón de los políticos es Quirón, el maestro herido. También lo es de quien confía en la política. Es decir, de todo aquel que espere que las soluciones puedan venir por vía política. Desde este punto de vista, Quirón representa un ideal de progreso y conciliación de los conflictos basado en el diálogo, el reconocimiento, la aceptación de los propios límites, el respeto de unos por otros. Sin embargo, además, Quiron también puede tener que ver con el miedo, con las creencias limitantes, con la procrastinación, con la burocratización psicológica y mental, y con una forma de vida que impide lo que podría ser posible. El telón de fondo son los intereses contrapuestos, las lealtades contradictorias, la dificultad para percibir y aceptar las cosas tal como son. La consecuencia de ello lo podemos percibir en la tendencia a complicar las cosas; o a que determinadas soluciones, que requerirían de un alto nivel de audacia, no se tomen por miedo al fracaso o porque ello supondría cuestionar un determinado estado de comfort. Como ven, paradojas.

Así, pues, podríamos definir la política como una forma de hacer que se basa en que los problemas no se resuelvan, por más que se pregone lo contrario. Por lo tanto, político es alguien que se imposta, que se reviste de una actitud de poder aparente con el fin de ocultar una debilidad de fondo que no quiere mostrar o que le resulta difícil de tolerar.

¿Cuándo se ha visto que un político acepte que se ha equivocado? Y aún más. ¿cuándo un político que se ha equivocado señala a otros, a los de la oposición, para tapar sus propias miserias? Y añado otra: ¿cuándo los políticos proclamarán, en una muestra de honestidad sin precedentes, que la politica y las instituciones no pueden hacer nada en relación a lo que la ciudadanía plantea?

Lo que quiero decir con ello es que la politica es un modo de vida, un negocio como otro cualquiera. La politica vende soluciones, del mismo modo que un prestidigitador saca una liebre de un sombrero.

La nueva política.

Ahora me referiré a los politicos emergentes, de los cuales se alberga una cierta esperanza de cambio. Suelen impostarse con discursos de crítica hacia el sistema. Sin embargo, el sistema económico está funcionando, de un tiempo a esta parte, más allá del control político. Deduzco, pues, que el político emergente cree que puede cambiar la tendencia, que puede devolver al estado y a las instituciones la tutela perdida que las desregulaciones de estas últimas décadas se han estado regalando al mercado.

Es decir, si parte de mi escala de valores se ha formado en base a la crítica al sistema es muy posible que yo no quiera que el sistema cambie. Es decir, la crítica se ha incrustado en mi carácter hasta el punto de convertirse en mi razón de vida. ¿Cómo querré, pues, que el sistema cambie si precisamente mi vida se está construyendo en base a que el sistema perviva con las actuales formas, de las cuales hago queja y, por tanto, modo de vida?
Como pueden imaginar, no sólo la política encaja en este modo de funcionar. También lo podríamos ver en otros contextos.

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