domingo, 12 de abril de 2015

A lomos de la mundanidad

A lomos de la mundanidad.
Disertación sobre el síndrome capricornial.


Capricornio es alguien que quiere ser reconocido por Dios. También es alguien que detesta la mundanidad de cualquier ambición. Sin embargo, tolerará, porque la necesita, la mundanidad, pues será que a través de ella, alzándose sobre sus lomos, que podrá elevarse para tratar de alcanzar lo más alto.

Capricornio quiere estar en el vértice superior de la pirámide, lo más cerca del cielo posible, aunque tiene que ir subiendo por esos lomos que detesta. Se podría decir que el precio a pagar por llegar a lo más alto es vivir emponzoñado por las trivialidades de lo mundano, procurando no distraerse con las tentaciones engañosas o por los fastos con que la mundanidad tratará de tenerle engañado. Por tanto, Capricornio participa de lo mundano sin creer en ello y sin implicarse en lo más mínimo.
Le interesa Dios en comunión íntima, aunque, sin embargo, sólo accederá a él habiendo muerto y sepultado por lo mundano. Llegar a Dios incorpora una pretensión secreta: convertirse en él, cosa que sólo puede suceder, si es que sucede, cuando uno se ha despojado de su propia carne, de la temporalidad trivial de su propia vida.

En Capricornio, hay que decirlo, hay un contratipo: el de alguien que es pisoteado por la mundanidad y que se siente despreciado por Dios.

2 comentarios:

Bruno dijo...

"Como si en vida anteriores hubieran sido de la realeza."

Jesús Gabriel Gutiérrez dijo...

cierto !!!
y hasta es posible que sean aspirantes a una poltrona de la que fueron sacados, y que una persistencia de roca les llevara a volver a intentarlo como forma de salvar el alma.