jueves, 28 de mayo de 2015

La pérdida del tiempo

¿Vamos corriendo por la vida sin ir a ningún sitio?

La pérdida del tiempo.

En El Gran Tinglado de la Felicidad sostengo que el sistema social perjudica la conquista del propio pensamiento. Influye en ello el culto a la actividad productiva, entre otras cosas; ya saben, la apología de buenos resultados tangibles y medibles –como el PIB en la economía- y los estigmas que se crean cuando las personas no tienen éxito, lo cual genera un competir constante para evitar el fracaso y la sensación de exclusión en relación al grupo al que uno desea pertenecer (o seguir perteneciendo).

Por otro lado, el ruido psicológico que nos rodea, muy relacionado con lo anterior,  nos pone difícil sintonizar con el sonido real generado por nuestra capacidad pensante. Debo decir que es a través de esta actividad que podemos convertir el plomo de nuestras experiencias ordinarias en el oro que llegará a encarnarse en nuestra actitud una vez hayamos sido conscientes de esta posibilidad. Es decir, las experiencias que se tienen no son nada (plomo) si luego no se reflexiona sobre ellas con plena conciencia (oro).  Es así que manteniendo alineados la mente, los actos, los aprendizajes, los conocimientos y las decisiones, uno puede generar sustancia.


Junto a ello está la acción de los mercaderes espirituales, que tratan de secuestrar y fagocitar nuestra atención y nuestros pensamientos. También, y lo que es peor, nuestro tiempo y nuestra energía.


Llamo a los mercaderes vampiros cognitivos que viven de tenernos entretenidos. Por otro lado, nuestra actitud ante ellos es la de almas cándidas a la busca de alguien que nos succione la yugular a cambio de que nos facilite caminos para el no pensar por cuenta propia. Debe ser que pensar cuesta. Por tanto, podríamos decir que el requisito para la conquista de la propia capacidad pensante, y dejar de caer en la fácil seducción del eslogan, es conquistando y recuperando el tiempo y la energía que continuamente regalamos a esos mercaderes sistémicos.

Es decir, es el uso soberano del propio tiempo el que debemos recuperar, para poder pensar con conciencia. Lo contrario es seguir corriendo sin ir a ningún sitio.

4 comentarios:

Josep dijo...

Es muy difícil ser consciente de lo que hacemos con el ritmo que llevamos, creo que a veces incluso nos falta el aire para recuperarnos y además nos piden que seamos resistentes al estrés.

Esto ni quiere decir que seamos unos inconscientes o irresponsables pero si que es verdad que muchas veces no mejoramos porque no somos conscientes que tenemos que mejorar y si lo somos no sabemos como serlo. Hasta que un día nos encontramos sin trabajo y luego empezamos a hacernos preguntas a nosotros mismos y a tomar consciencia de nuestra situación. No esperéis ha estar sin trabajo para ser conscientes de nuestro presente.

Saludos.

Jesús Gabriel Gutiérrez dijo...

de acuerdo...
el trabajo, tal y como está concebido, es una forma de amarre.

Emilia Lee dijo...

Siempre me motivas y entusiasmas mi querido tocayo zodiacal (soy una ariana-dragona del 14/4/1964.
Sincronizo con tu sentir-pensar!
Sentisentir!
Un abrazo solar desde la isla de Margarita/Venezuela

Jesús Gabriel Gutiérrez dijo...

estupendo !!
que pases un buen día !!