En el siglo IV después de Cristo se produjeron unos hechos que resultaron ser de vital importancia para el cristianismo y para lo que a partir de ahí iba a ser el catolicismo. Tras la venida y ascensión de Cristo, el cristianismo no empezó a tener la relevancia que hoy tiene más que a partir de ese siglo. En concreto, a través del emperador Constantino, convertido a la fe cristiana y bautizado poco antes de su muerte. Según está consignado en los edictos de Milán y Tesalónica, Constantino adoptó el cristianismo como la religión oficial del Imperio Romano. El concilio de Nicea, dicho sea de paso, también fue importante en cuanto a la unificación de criterios que regirían lo que después ha llegado a ser religión poderosísima.
Lo curioso del caso es que el Imperio Romano, perseguidor y martirizador de cristianos, adopta el cristianismo como su religión oficial. Esto lo digo porque estamos a punto de ver cómo se repite algo parecido. Voy a ello.
Resulta que en el siglo IV, en las fechas de los edictos citados, la posición de Plutón y Neptuno son muy similares a las que tenemos en nuestra época actual. Desde las entradas de Neptuno en Piscis y Plutón en Capricornio, y hasta el paso de éste a Acuario, primero, y luego a Piscis -desde el 2008 y hasta el 2051-, reverberan en nuestra sociedad aquellas mismas trazas de la historia de la humanidad.
Pues bien, a resultas de ese modelo de proceder, la adopción del cristianismo por parte de Constantino, me da por pensar que la religión futura del sistema capitalista va a ser tomada de aquello que ha estado combatiendo. A saber: la ecología.
La ecología será la próxima religión del sistema capitalista. Lo cual vamos a ir viendo durante todos estos años. Incluso es posible que se llegue a formar un émulo del tribunal de la Santa Inquisición, orientado a perseguir a los que no se comporten.
Ya verán que hacia el 2016-2017 se pondrá la primera piedra de la nueva religión y, acaso, del tribunal inquisitorial correspondiente.
Nada nuevo bajo el Sol, por más que digan.
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