Debido a una equivocación, que acabó siendo todo un acierto, un día me
encontré ante un cliente sin poder hacer uso de su mapa natal. Los datos
resultaron no ser correctos. Menos mal que nos dimos cuenta justo al empezar. Así, pues, despojados él de sus expectativas y yo de mis
responsabilidades, iniciamos una conversación luminosa. Habiendo
acabado, y ya sin cliente, me puse a recalcular su mapa con los datos
correctos. Ahí vi cómo él se explicó a sí mismo su propio mapa, tal cual lo que
yo le hubiera contado de no ser por la equivocación. Así fue como
descubrí el coaching mucho antes de saber que eso era coaching.
Dicho de otro modo: pasé de golpe de emitir un discurso, lo que venía
haciendo hasta entonces, a cooperar discretamente con preguntas que iban
surgiendo según la inspiración proporcionada por el interlocutor.
Y así fue cómo dejé una cosa por la otra (y viceversa).
Conclusión:
No hay nada que alumbre mejor que el que una persona pueda articular un potente discurso a partir de su propio conocimiento.
Sin embargo, y como la consulta astrológica aporta un gran valor añadido, he preferido ofrecer un servicio con lo mejor de ambas cosas en dos sesiones diferenciadas: una sin mapa y otra con mapa.
Sin embargo, y como la consulta astrológica aporta un gran valor añadido, he preferido ofrecer un servicio con lo mejor de ambas cosas en dos sesiones diferenciadas: una sin mapa y otra con mapa.
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Jesús Gabriel Gutiérrez