La
desnortación de una sociedad: Quirón sale de la cueva.
Acabé de escribir
"Quirón. Viaje
alrededor de un sentimiento herido" en el 2002. Fueron nueve meses de
trabajo intenso y sumamente creativo. Hasta aquel momento, y ahora también, claro, me
interesó todo lo
terapéutico y lo
psicológico. De
hecho pensé que el
complemento perfecto de las sesiones con clientes eran los enfoques gestálticos, la
psicología cognitiva,
el coaching e, incluso, el trabajo con regresiones a escenarios clave en la
biografía vital.
El
caso es que desde el final de la escritura del libro hasta su publicación pasaron 9 años, justo en
el momento en que Ágora de Ideas
decide publicarlo. Y no es que Quirón se lo haya pasado durmiendo durante todo este tiempo, más bien al
contrario: ha estado evolucionando.
En
las presentaciones que hemos hecho he procurado transmitir aspectos y matices
derivados de esa misma evolución. Y no es
que no estén en el
libro, sino que se deben a un interés renovado por la historia. Ahora mismo pienso que, tanto
como la psicología y la
terapia, son los estudios históricos los
mejores aliados de la astrología, la gran
ciencia de los ciclos que nos ayuda a relacionar acontecimientos distantes
entre sí para
interpretarlos y encontrar un hilo conductor que les da sentido. De hecho, la
historia es la evolución de la mente
colectiva y de cómo los
eventos la van esculpiendo. En este sentido, la astrología mundial es
clave.
Pues
bien, Quirón es
interesante considerarlo como un cronocrator de tanto valor como lo pueda ser
Saturno, Urano o Júpiter, tanto
en la astrología personal
como en la mundana.
Resulta
curioso ver cómo la
representación de Quirón como factor
terapéutico, la
cual es tenida en cuenta por los astrólogos que cultivan una línea humanista, también puede ser percibida en acontecimientos históricos bien
significativos; como, por ejemplo, en situaciones como la actual en la que hay
una conjunción entre Quirón y Neptuno,
la cual coincide con un aumento alarmante del paro y una precariedad laboral
que nos puede remitir al siglo XIX, alrededor precisamente de la fecha del
descubrimiento de Neptuno, coincidiendo con etapas igualmente críticas y de
semejante naturaleza. O, sin ir más lejos, podemos retrotraernos a la anterior conjunción, acaecida
en el siglo XX, en 1945, y que coincidió, entre otros eventos, con el final de la 2ª. Guerra
mundial -y la consiguiente posguerra-, con la fundación de la
Unesco y con la publicación del célebre libro
de Erich Fromm, “El miedo a la
libertad”, todo una
explicación de los
principios de Quirón en voz de
un maestro. Por cierto, Erich Fromm tiene en su mapa un aspecto fuerte exacto
entre Quirón y Neptuno.
Neptuno
representa al indigente, y su conjunción con Quirón coincide
con una percepción mayor de
este hecho en las calles de nuestras ciudades. Ello nos da a entender que la
pobreza y la conciencia a la que nos lleva es algo que está muy en el
sustrato de esta combinación: el
desnorte de una sociedad y la compasión que se alza de dentro de las personas ante la pobreza que
se percibe en el ambiente. Tales situaciones nos llevan a reflexionar sobre un
tema muy vinculado a la herida de Quirón, y es la sensitividad ante los fenómenos de
pobreza, riesgo de marginación, exclusión social o
dolor colectivo.
Las conjunciones de Quirón son señales de la presencia
de una conciencia que clama por expresarse a través de eventos que no
podemos dejar de pasar por alto.
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