La economía nos ha llevado a girar alrededor de un gran agujero negro. En realidad, nos ha hecho ver un factor de la naturaleza humana que ha estado bien presente desde buen principio de la historia. Sin embargo, nosotros, seres delirantes y quiméricos, nos resistimos una y otra vez a verlo. Así, pues, la economía, lo económico y algunos economistas, nos ha llevado a que tomemos conciencia de estar girando todos en torno a un nucleo antimateria. Y eso que la economía es bien materialista. No sé qué hubiera pasado si en lugar de contar resultados hubiera sido, además, una religión. ¿O es que quizá ya lo es?. Bien, prosigo. En este girar hay quienes serán engullidos por el gran agujero, otros saldrán despedidos a gran velocidad y no volverán nunca más al sistema, y otros quedarán más o menos en una situación indefinida más o menos estable. Sólo unos pocos recibirán del agujero negro los beneficios que este es capaz de dar, si es que se puede llamar así.
El siglo XIX puso fin al esclavismo y a la inquisición. En su lugar se crearon las doctrinas económicas, algunas de las cuales, las que han predominado por encima de cualquier consideración que no fuera el lucro en base al dinero, han reproducido el esquema inquisitorial: perseguir, juzgar, castigar, condenar, eliminar.
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