x Jesús Gabriel, un astrólogo de Barcelona.
Se
descubrió en 1930, justo después del crash de la Bolsa de New York, aquel episodio con que
algunos comparan la actual crisis financiera. Algo puede haber de similar, es
correcto decirlo, aunque pronto veremos que la deriva actual no tiene nada que
ver con la que se produjo a partir de entonces. El caso es que con Plutón tomamos conciencia de la naturaleza burbujil o bursatil
del entramado social humano y de lo que es capaz. De algún modo, el humano trata de crear una realidad a parte. Sin
embargo, la acción de un inconsciente profundo
vinculado a la naturaleza se encarga de hacer petar dicha pretensión. O, si lo prefieren, los verdaderos valores esperan a ser
encarnados tras ser tergiversados por la cultura del consumismo hueco. La
confusión entre el valor y el precio
pone en evidencia lo necio del comportamiento peripecio. Y el mito de
Fausto-Plutón está siempre disponible para recordárnoslo.
Metáforas
plutonianas.
De 1930
es la adopción del fútbol como espectáculo de masas, el cual, por
cierto, fue llevado al apogeo por los grandes dictadores europeos, para tener
controladas y dirigidas a las masas. Y seguimos en ello, con el fútbol. ¿Qué tendrá el fútbol que una absoluta mayoría de personas que no gana nada
esté respaldando a una minoría que nada en la abundancia?
Por
cierto, ¿ven la relación entre una batalla y un partido de fútbol? La dimensión patriotera que el fútbol ha adquirido desde 1930 me lleva a establecer una
comparación: quien realmente gana es una
minoría. Aunque la numerosa afición se felicite, disfrute y celebre como propia la victoria de
su equipo, no nos engañemos, sólo ganan los jugadores, los directivos y quienes hacen
negocios a su sombra. Deberíamos plantearnos cómo hemos hecho para creernos que algo que no es nuestro sea
nuestro. ¿Alguien me puede explicar cómo fue que consentimos participar en esta obra de teatro de
autor desconocido y creernos el papel hasta el punto de ceder nuestros valores
y nuestra identidad en sus manos?
Plutón está relacionado con Escorpio
-emociones, ancestros, herencias, deberes y deudas- y con Géminis, el signo de su exaltación -argumentos, información, desinformación-. Fundir los significados de ambos signos nos puede
ayudar a comprender cómo funciona el marketing, cómo podemos llegar a identificarnos con quien nos seduce, cómo vivimos como propio lo que nunca será nuesto, con qué facilidad nos perdemos para
que una minoría gane a nuestra costa.
Vivimos rodeados de marketing, algo que en las redes sociales tecnológicas queda muy en evidencia. Incluso, por poner un ejemplo
bien distinto, la ciencia hace uso del marketing. Es algo que vemos con las
neurociencias, cuyos planteamientos se están ramificando rápidamente en ámbitos tan diversos que podría parecer que se trata de una nueva religión. O acaso lo sea ya y acabe volviéndose, junto con las nanotecnologías, una herramienta de control de las personas. Primero nos
seducen, luego nos lo hacen sentir como propio y luego acabamos bailando todos
a su son creyendo que su música es la nuestra.
Por
cierto, con respecto a las neurociencias y su relación con el gran ciclo de 500 años, recomiendo la lectura de
este post "El ciclo de la gran abducción".
Industrialización del ego y
masificación de las
personas.
Otra
evento interesante de esa época es la industrialización de los alimentos, que es como decir que los procesos
naturales se ven invadidos por el añadido creciente de aditivos.
Sin ir más lejos, por ejemplo, el
gluten que contiene la masa con que se elabora el pan, en aumento a partir de
esas fechas, para que su industrialización y distribución resulten más fáciles, ha dado lugar a un aumento proporcional de la
enfermedad celíaca a partir de estos hechos.
Otra cosa
curiosa, y que está muy relacionada con esto último, es que Ortega y Gasset publicó por esas fechas su libro "El hombre masa", que
venía a decir que el hombre, ante
la complejidad creciente y amenazante del mundo que ha contribuido a crear,
empieza a hiperdesarrollar el ego como forma de evitar la sensación de ser engullido por el sistema. Curioso, ¿no?, que el consumismo y el culto al dinero hayan acabado
siendo las herramientas que le han sido impuestas al ego, toda una trampa -una
burbuja más creada por el humano- que ha
hecho que la individualidad haya quedado intervenida por la amenazante complejidad
del sistema que queríamos eludir.
¿Será que el ego es un añadido de gluten a lo que
llanamente somos?
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