En un libro que leí hace años, un geólogo exponia algo muy interesante acerca del funcionamiento de Gaia. Decía que el nuestro es un planeta que cambia de forma, que se ensancha, se estrecha, se alarga, se achata, cruje, crepita. También decía que en estos cambios de forma influye el ciclo de la temperatura del caldero interno, el cual está a unos 5000 grados, el ciclo lunar y el de las manchas solares, los eclipses, las órbitas de los demás planetas, etcétera. En otro lugar del libro indicaba que las fases de la Luna marcan el ritmo de subida y bajada de la savia por el tronco y ramas de plantas y árboles, lo cual se puede constatar midiendo el ancho en diferentes días del ciclo. También comentó cómo las variaciones climáticas afectan a la flora y a la fauna.
Como el libro era una entrevista, quien se la hacía le preguntó: Entonces, ¿cree usted que el ser humano puede verse influido por todo ello? ¿cree en la astrología? Contestó afirmativamente a la primera y negativamente, a la segunda.
El geólogo en cuestión no es Xavier Le Pichon, el científico entrevistado en La Contra.
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