jueves, 11 de octubre de 2012

El crash del 2013 (1)

El crash del 2013 (1): una toma de conciencia.

x Jesús Gabriel, un astrólogo de Barcelona.
 
El mundo pide cambios profundos: en lo político, en lo laboral, en lo empresarial, en lo energético, en lo ecológico, en lo moral, en lo espiritual, en lo familiar, en las actitudes, en todo. Lo deseable es que estos cambios se produjeran a través de una toma de conciencia sosegada. Sin embargo, como al humano no le da por hacer cambios fuertes en tiempos de cómoda bonanza él mismo se pone a crear las condiciones que le lleven a una crisis que le obligue a ello. Lo cual quiere decir que el humano es llevado por una idea, una mente, y que ésta hace los posibles para ser encarnada. Y ello es así hasta el punto de que esta idea se las ingenia de mil y una maneras con tal de que se la reconozca. Para entenderlo mejor, estas ideas-fuerza son como meridianos que recorren el cuerpo de la historia, con momentos que las llevan a emerger a la superficie y con otros que se oculta entre los intersticios del tejido colectivo. Como si tuviera biorritmos propios que desafiaran voluntades, la idea no atendida va generando enfermedades y crashes.

La piel con la que el sistema se tapa necesita ser desollada hasta dejar ver los huesos y la carne viva. Incluso, más que desollado el sistema, deshuesado, deconstruido y vuelta a construir. El 2013 se presenta con todas las trazas para que se de un nuevo crash, una vuelta de tuerca fulminante, una desescamación de las células muertas del tejido colectivo. En concreto, entre febrero y julio del próximo año, aunque antes, durante la segunda quincena de noviembre de 2012, tendremos un preludio. 
Esta desescamación brutal dejará una nueva piel al aire, sensibilísima, que no cicatrizará hasta que no pasen unos 4 o 5 años. Será un crash creado por la solución misma, que emerge sin que se sepa en qué consiste.

Esta etapa pasará a la historia no por lo que ha sucedido sino por lo que queda por suceder. Nos faltan algunos hechos para que la comprensión quede redondeada. Se trata de una etapa de preparación para un cambio mayor, un nuevo paradigma, que sobrevendrá en torno al 2020. El mundo pide otra gobernanza, tanto en las instituciones como en las empresas. Ello pide una purga profunda del sistema, con lo que ello comporta en cuanto a incertidumbre y estrés sistémico. Las consecuencias de este crash se extenderán de manera intensa y concentrada hasta el 2015-16. En cambio, durante el bienio 2017-2018 experimentaremos un momento dulce. Será ahí cuando un nuevo sistema emergente empiece a ser entendido. Mientras tanto, sólo algunos visionarios pueden saber de qué va la cosa. Al resto, mientras el 2020 no llega, le queda el pataleo. Y en el 2013 habrá muchos motivos para ello.

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