El drama de los partidos políticos.
A
pesar de que los políticos justifican su existencia a partir de la
participación de los ciudadanos en el proceso democrático, me da la
impresión de que prefieren que la ciudadanía esté despolitizada. Y más
aún: desinteresada por lo político, acaso porque un interés supondría un
riesgo de fiscalización de los partidos por parte de los ciudadanos. Es
decir, a los políticos les interesa el apoyo del pueblo hasta cierto
punto. En realidad prefieren un pueblo dormido que acuda como un
autómata a las sucesivas convocatorias electorales. Prefieren que haya
una abstención a que haya un verdadero interés.
Se
podría pensar que sólo en situaciones críticas, como la actual, en
donde la corrupción pone en peligro el sistema, es cuando la ciudadanía
despierta de su letargo. Sin embargo, hay una forma muy eficaz de
volverla a dormir: que después del despertar, para hacerse con el favor
del pueblo, la omnipresencia de lo político en la vida pública produzca
un hartazgo que lleve a una nueva deserción. Es algo que vemos en
Catalunya con el tema de su futura independencia. Entiendo que quien
defienda esta opción se arme de argumentos y utilice todos los medios
posibles para generar una masa crítica que garantice el mejor resultado.
Dada la excepcionalidad del momento, el político con ambición de futuro
hará todos los posibles para que su opción sea la que acabe
prevaleciendo. Sin embargo, la avalancha de lo político puede generar
efectos contraproducentes: que el pueblo se canse de no ver verdaderos
sacrificios por parte de los partidos y por parte de los políticos. Es
decir: se clama por la independencia o por el unionismo español... pero
los partidos políticos que defienden una u otra opción siguen estando
más pendientes de conservar y proteger su chiringuito que de procurar el
bien del país. Y cuando la ciudadanía percibe esta falta de sacrificio,
además de la corrupción corriente y moliente, acaba desentendiéndose. Y
eso, en un proceso como el actual, que será largo y laborioso, puede
tener sus peligros.
Un
caso de saturación política, de los que invitan a desentenderse del
todo hasta sentir tedio por lo político, lo tuvimos en el programa de TV3 .Cat en donde se entrevistaba a Miquel Iceta, reciente lider del PSC.
Y este es sólo un ejemplo, dado que ello ocurre en todos los canales de
televisión en donde emiten tertulias de lo más insustancial.
Es
decir, si un político no puede ofrecer nada nuevo y quiere hundir lo
poco bueno que puedan aportar los demás, lo que hace es contaminar el
espacio con una falta de sustancia que invita a desconectar. De paso, el
político insustancial obliga a la audiencia a desilusionarse incluso de
lo que de sustancial pudiera haber.
Otro
ejemplo de falta de sacrificio por parte de políticos es el caso de la
confesión de Jordi Pujol, que ha llevado a los dirigentes de
Convergència Democrática de Catalunya a anunciar una próxima refundación
del partido. La sensación que tengo al respecto es que llegan tarde. El
mejor momento para la refundación ya pasó y lo que puedan hacer ahora
resultará como si se tratara de una operación de maquillaje a la vista
de todos. Me pregunto yo: ¿cómo es que no lo hicieron antes?
Mera falta de sacrificio y defensa mezquina del propio chiringuito.
Mera falta de sacrificio y defensa mezquina del propio chiringuito.
2 comentarios:
Fantàstic comentari sobre Miquel Iceta: "[S]i un político no puede ofrecer nada nuevo y quiere hundir lo poco bueno que puedan aportar los demás, lo que hace es contaminar el espacio con una falta de sustancia que invita a desconectar. De paso, el político insustancial obliga a la audiencia a desilusinarse incluso de lo que de sustancial pudiera haber." Chapeau!
.. amb total complicitat dels mitjans.
Mercis :-)
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