Los ciclos son movimientos sinuosos en el tiempo. Gracias a ellos se forman los acontecimientos, se concretan, se manifiestan, se irradian, se destilan, se centrifugan y se trascienden. Cada cosa en la que participamos, los eventos, contiene las trazas del pasado y del futuro. Tan sólo es cuestiòn de saber relacionar unos acontecimientos con otros hasta llegar a ver el movimiento y la dirección a la que apuntan.
Hay varias formas de ubicar los puntos de arranque de cada ciclo:
a.- Las conjunciones planetarias. Cada ciclo que inicia una conjunción perdura entretanto no se produce una nueva.
b.- El ciclo particular de cada planeta con respecto a un punto de referencia. En el caso que nos ocupa, Urano, que cada llegada a un determinado signo se produce cada 84 años (+-).
Precisamente, el que nos ocupa, el de Urano, está muy relacionado con procesos de cambio y revolución. A diferencia de lo que se suele entender con la palabra -"revolución"-, que sugiere algo imprevisible, tormentoso o contestatario, los eventos que actúan como detonantes, a los cuales calificamos con la palabra citada, son sólo episodios de un proceso mayor cuyo contenido puede ser descifrado desde la perspectiva holística que nos da la percepción del ciclo entero.
El ciclo actual, el gran portador de revoluciones, se inició en el 2010 coincidiendo con la entrada de Urano en Aries, el signo que se toma como referente de todos los inicios.
La fase creciente nos llevará hasta el 2051-52, momento en el cual iniciará su declive. Y así hasta el 2094, año de la vuelta a empezar.
En la fase creciente (2010-2051) se van a ir desarrollando con intensidad los motivos, los recursos, las relaciones, el esfuerzo, la persistencia, la manifestación y la coordinación. Las posibilidades de introducir cambios en el mundo son mucho más altas en la fase creciente que en la menguante. La fase menguante es la del centrifugado, discriminación, sedimentación, acomodación e institucionalización de los logros conseguidos durante la primera parte del ciclo. Sin embargo, y esta es la paradoja, es en esta fase de declive en donde germinará lo que luego serán los motivos para iniciar un nuevo proceso revolucionario, ya en el siguiente ciclo (a partir del 2094), cuando Urano vuelva a llegar al mismo punto iniciático de referencia.
El total desarrollo de la idea revolucionaria iniciada en el 2010 irá describiendo figuras geométricas extendidas en el tiempo. Cada vértice concuerda con un punto de inflexión que supondrá una vuelta de tuerca importante en dicho desarrollo. Así, pues, por ejemplo, se formará un dodecaedro en base a cambios que se darán cada 7 años a partir del 2010, en base al paso de Urano por cada uno de los signos. Por otro lado, cada tres signos da lugar a un punto crítico de especial intensidad, y como hay cuatro a lo largo del ciclo se nos formaría un cuadrado cuyos vértices formarían lapsos de tiempo de 21 años.
Estos son unos ejemplos de cómo la ciclosfera nos da a entender que la geometría está tanto en el espacio como en el tiempo.
El total desarrollo de la idea revolucionaria iniciada en el 2010 irá describiendo figuras geométricas extendidas en el tiempo. Cada vértice concuerda con un punto de inflexión que supondrá una vuelta de tuerca importante en dicho desarrollo. Así, pues, por ejemplo, se formará un dodecaedro en base a cambios que se darán cada 7 años a partir del 2010, en base al paso de Urano por cada uno de los signos. Por otro lado, cada tres signos da lugar a un punto crítico de especial intensidad, y como hay cuatro a lo largo del ciclo se nos formaría un cuadrado cuyos vértices formarían lapsos de tiempo de 21 años.
Estos son unos ejemplos de cómo la ciclosfera nos da a entender que la geometría está tanto en el espacio como en el tiempo.
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