Hay en Belladonna una sensación de haber incumplido con un deber, una
sensación de culpa que pervive desde la infancia. Muy posiblemente estas
personas se hayan visto obligadas a madurar con excesiva rapidez o, lo que es
lo mismo, a saltarse etapas en las que se debería haber estado durante más
tiempo. Como si se tratara de un automatismo, la persona Belladonna se conecta
fácilmente con la responsabilidad y no se permite descansar o delegar sus
deberes en otros, cosa que podría hacer perfectamente. Por esta razón, no
pondrá por delante que lo que quiere es abandonar sus deberes, más bien al
contrario: lo que expondrá es cómo absorber más y mejor las responsabilidades,
lo cual alimenta el bucle existencial.
Hay en Belladonna una culpa o remordimiento que atraviesa las etapas de la
vida. Ello proviene de que desde tierna infancia se le depositó la
responsabilidad en relación a las emociones de otras personas. En otras
palabras, se la obligó a comportarse bien y al gusto de los adultos. La etapa
de juegos y diversiones duró demasiado poco, en pro de una actitud ordenada y
responsable. También puede haber habido una relación fría entre los padres, una
diferencia de temperamentos. Quizá sea por eso que la persona Belladonna es
fría y cálida a la vez.
Así, pues, la persona Belladonna es sensitiva a las necesidades de los
demás. El tema está en si esta captación es proporcional a tales necesidades.
Es decir, que habría que avisarla en relación a si su prestancia responde a
peticiones reales o a un automatismo derivado de aquella vieja sensación de
culpa.
Por tanto, en Belladonna hay un sentimiento de deuda que interpreta las
necesidades de los demás como si fuesen mandatos. La persona vive en un bucle
que perjudica sus sentimientos y su salud, pues se preocupa
desproporcionadamente de los demás, hasta que ello desborda los límites de lo
que buenamente está en sus manos poder hacer.
Así, pues, una persona Belladonna no controla su nivel de prestancia o
predisposición a atender las necesidades ajenas. Su mente no le permite
descanso. Por estas mismas razones, cree no poder satisfacer lo que cree que
los demás le piden. El trabajo fundamental consistiría en llegar a objetivar
qué cosas esperan en realidad los demás de mi, quiénes son ellos, quién soy yo
para ellos, qué necesitan en concreto. También habrá que hacer un trabajo de
disciplina interna orientado a desprogramar los automatismos que condicionan la
mente y las emociones.
El quid de la cuestión de la persona Belladonna es que es ambiciosa
emocionalmente hablando. Es exigente en cuanto a lo que necesita sentir para
vivir en paz consigo misma, pues siente que podría haberlo hecho mejor. No
soporta el sufrimiento de los demás, pues su automatismo le lleva a sentirse
responsable sin necesariamente ser causante. Quizá sea por eso que cuando
experimenta el dolor sea a través de sensaciones punzantes o súbitamente
intensas, lo cual habría que entender que son peticiones de auxilio que su
perfeccionismo emocional no le permitía expresar. Es decir, cuando aparece el
dolor lo hace de golpe.
Al igual que Belladonna puede ir bien para tratar un dolor inminente que se
prevé que puede ser intenso, también pude ser interesante para quienes viven el
dolor de los demás como si fuera propio. Ello puede comportar una tendencia a
sobreproteger para paliar el supuesto dolor. Sin embargo, no es posible
evitarle a otra persona una experiencia que conlleve dolor, pues uno no puede
vivir en sí mismo ese dolor para evitárselo a aquélla. Y es aquí en donde
entraría en acción la otra parte del trabajo con Belladonna: llegar a aceptar
el dolor (cuando es de uno) y aceptar el de los demás sin sentirse responsable.
Estamos hablando de conseguir ser tolerantes a la imperfección. Aceptar el
dolor equivale a que éste se vaya presentando con menor intensidad cada vez. Se
podría decir que moderar la ambición ayudará a mejorar y suavizar la percepción
del dolor.
El grado 27 de Cáncer.
El 27 de Cáncer, grado en el que reverbera Belladonna, representa a la
persona emocionalmente ambiciosa, aquella que quiere ser competente y eficaz en
asuntos que conciernen al bienestar de la familia o del grupo. Sin embargo,
paradojas, esta ambición le hace ser perfeccionista y exigente consigo misma,
hasta el punto en que su relación con los demás no sólo no mejora sino que se
distancia, repitiéndose aquel viejo esquema infantil anteriormente descrito.
La persona caracterizada por el grado 27 de Cáncer/Belladonna es presta
ayudando a los demás, aunque es muy posible que cuando es ella la que necesita
ayuda no lo exprese a las claras. O lo haga involuntaria e inconscientemente, a
través del dolor (por ejemplo, con migrañas, cefaleas, ciática, lumbalgia,
sensibilidad aguda en la boca). Estos dolores, muchos de ellos de aparición
repentina e intensa, pueden ser portavoces de una fragilidad o dependencia
interior no asumida. La persona Belladonna necesita de un buen motivo para
permitirse expresar su vulnerabilidad, y el dolor agudo es una vía. Lo ideal,
sin embargo, sería poder expresarse sin que el afán de control lo impida.
Porque es precisamente cuando este afán resulta amenazado que pueden
presentarse somatizaciones agudas.
Por otro lado, la persona vive con una censura interior que le impide
quedar mal con los demás. Ello le comporta resultar fácilmente afectada cuando
no puede hacer por los demás lo que necesitan. Por otro lado, también es capaz
de soportar tensiones durante largo tiempo y sin que se note externamente. Ello
puede llevarla a vivir con estrés contenido hasta que un acontecimiento actúa
como detonante y lo traduce en forma de dolor. Cuando tal cosa ocurre, hay que
tomarlo como una buena noticia: es hora de dedicarse a uno mismo para poder
reconsiderar determinadas formas de funcionar en la vida.
4 comentarios:
Como siempre excelente
Como siempre excelente
Fantàstic l'escrit.
Ets un MESTRE.
gracias, ESther, Hilde...
Publicar un comentario