Neptuno se descubrió en
coincidencia con el surgimiento de las ideas socialistas. También se le
relaciona con la implantación de la división de poderes y con el desarrollo del
Estado de derecho. Por decirlo de algún modo, Neptuno está reflejado en el
estatismo (el poder del Estado), en contraposición a los significados de Urano
(la libre empresa) y a los de Plutón (la gran banca, las oligarquías y otros
poderes en la sombra).
El ciclo de Neptuno es de 165
años. Su significado, además de lo anteriormente indicado, gira en torno a lo
sociológico, lo psicológico y lo político; a la acción de las masas y al papel
del líder en tanto persona que se expone ante la mirada pública. Por tanto, la
aguja cíclica que se corresponde con Neptuno describe cómo se ejerce el
liderazgo en cada época de la historia, en paralelo a los tránsitos sucesivos
por cada uno de los signos.
En estos años en los que estamos,
Neptuno se encuentra en Piscis (desde el 2011 hasta el 2025). Siendo Piscis el
signo de las penitencias, entre otras cosas, tal y como ilustra el arcano de El
colgado, durante estos años su influencia se concreta en forma de caos
sistémico acompañado de gran incertidumbre y con la percepción de la que la
gobernanza es poco menos que imposible. Parece que el verdad el mundo va a la
deriva, con la consiguiente desconfianza en los líderes, los cuales pretenden aparecer
ante la imagen pública como gurús o salvadores impotentes y colgados. Sin ir
más lejos, recuerdo cuando Juan Carlos I, en los primeros años de la crisis,
nos decía por televisión que todo estaba en manos del mercado. Me pregunto, y
me pregunté entonces, ¿qué hacen en realidad los líderes, las instituciones, el
estado? ¿por qué han abdicado de sus funciones? Y, más aún, ¿cómo es que
pretendieron hacernos creer que el mundo estaba siendo gobernado por
instituciones sólidas, cuando tal abdicación supuso entregárselo todo a la
anarquía del mercado?
Entonces, pues, la penitencia
aplicada al líder es ser llevado a que compruebe que su acción es totalmente
inútil y plena de impotencia. Así, sus actos, viendo que ya no repercutirán
sobre la gobernanza, sólo se justificarán por la proyección que consiga generar
a favor de sus propios intereses. Lo curioso del caso es que la ciudadanía se
resiste a creer que los líderes no sirvan para nada, todo y habiendo sido
advertida por el propio lider en cuanto a que es el mercado el que en
definitiva manda.
Durante estos años (del 2011 al
2025) el papel del líder se disuelve hasta quedar aniquilado. El sistema -el
Minotauro global- nos lleva a ver al líder como un títere que se debilita en la
medida en que se expone públicamente. El líder de este tiempo, sin embargo, no
se resiste a perecer sino que todavía pretende hacerse acreedor del respeto y
consideración de la ciudadanía, lo cual le lleva a vivir en un bucle corrosivo
y autoaniquilador. Para tal fin, el Minotauro pide sacrificios como, por
ejemplo, que el líder compita con otros líderes de tal manera que no salga
ninguno vencedor. Más bien, al Minotauro le interesa que los líderes compitan
entre sí hasta quedar agotados una y otra vez.
Me pregunto, dada la situación,
¿quién puede querer ser líder en un contexto de tales caracteristicas?
Una vez transitado el signo de
Piscis, Neptuno llegará a Aries en el año 2025, momento en que se iniciará un
nuevo ciclo y un nuevo paradigma.
2 comentarios:
Escudado en el anonimato neptuniano, tomo la pluma digital para felicitarle. En efecto, como usted dice, los líderes andan de capa caída. ¡Albricias!
Pero, ¿no somos asimismo líderes cada uno de nosotros en nuestros sueños inconfesados? ¿Acaso esta oleada neptuniana va a borrar también nuestro nombre e incluso nuestra imagen para devolvernos a la realidad de lo que somos, es decir, seres anónimos? Inquietante perspectiva.
si, todos anónimos...
incluso los líderes públicos han desaparecido, pues lo que vemos es un holograma proyectado en el aire denso.
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