La agenda roja: 2015-2017 (2)
En esta segunda parte voy a desglosar las fechas que pueden definitivas. También expondré con qué escenarios nos las habremos de ver.
En la parte primera de este artículo ubiqué como primer detonante del actual proceso independentista la nominación de Barcelona como sede olímpica. Por tanto, pues, 1986, en primera instancia, y 1992, como trampolín definitivo.
Sin embargo, el detonante más reciente está en el 2010, año de la sentencia del Tribunal Constitucional, el cual rebajó las pretensiones competenciales de aquella reforma del Estatut. Luego desarrollaré la idea de que en el 2010 se inicia un ciclo de 14 años que va a ser capital, todo y que en asuntos històricos los hechos no funcionan al compas de un único ciclo.
Vamos por partes.
Tenemos dos convocatorias electorales una al lado de la otra: las elecciones catalanas y las elecciones legislativas. Entre una y otra va a producirse una serie de situaciones imprevistas. En concreto, en el lapso de tiempo comprendido entre el 10 de noviembre (+-) y la primera quincena de diciembre. Este lapso, cuya manifestación más intensa se percibirá mejor cuanto más a final de noviembre y cuanto más principios de diciembre, dará por abierta una guerra sin cuartel. Es decir, lo que hemos visto hasta ahora es sólo un aperitivo de lo que viene.
Este hecho abre una etapa que va a ir generando una escala de tensión que nos va a tener ocupados durante todo el primer semestre de 2016. Las vamos a ver de todos los colores. Puede haber atentados terroristas, secuestros y/o muertes por infarto fulminante. Incluso puede haber un aumento de la botiflería, de puro miedo. Debo decir que esta etapa es calcada a la de la década de los años 30. En concreto, el momento de inicio de la guerra civil española y lo que vaya a acontecer durante el primer semestre del 2016 está reflejado en el cielo mediante una cruz planetaria inusual, tan inusual como que entre 1936 y 2016 no se había producido ninguna otra. Las cruces planetarias suelen estar ligadas a grandes crisis, sufrimiento agudo, caos, ingobernabilidad e incertidumbre.
Tras el primer semestre, de infarto, llegamos al segundo. El escenario con que nos vamos a encontrar será bastante distinto si lo comparamos con la dinámica habida durante el primer semestre.
A partir de este segundo semestre, el del 2016, se inicia la etapa más decisiva, la del reconocimiento. Atención, pues, en concreto, a los días centrales de agosto -entre el 15 y el 24- y a los días finales de noviembre y principios de diciembre de 2016, pues abren un lapso de tiempo que abarca hasta el verano de 2017. En esta etapa, si se ha transitado por el tunel del miedo, el que corresponde al primer semestre del 2016, habiendo llegado en buenas condiciones emocionales, podríamos asegurar que Catalunya podrá decidir legalmente sobre su futuro. A este respecto, como fechas clave propongo las siguientes:
+- diciembre de 2016.
+- marzo de 2017.
+- agosto de 2017.
Este lapso de tiempo, de diciembre de 2016 a agosto de 2017, se corresponde con la mitad del ciclo de 14 años, el que se inició en el 2010. Debo decir que la primera mitad, de 2010 a 2017, se corresponde con un ascenso de la fuerza disidente propia del ciclo, mientras que la segunda, de 2017 a 2024, se corresponde con la capacidad para administrar y conservar los logros conseguidos durante la primera etapa. Por eso, el propósito independentista tiene margen para crecer hasta este punto de inflexión cíclico. Todo aquello que no haya podido conseguirse de aquí a agosto del 2017 no se podrá conseguir después. Lo que venga durante el lapso de tiempo que media entre 2017 y 2024 es la administración de los pasos dados previamente.
En esta segunda parte voy a desglosar las fechas que pueden definitivas. También expondré con qué escenarios nos las habremos de ver.
En la parte primera de este artículo ubiqué como primer detonante del actual proceso independentista la nominación de Barcelona como sede olímpica. Por tanto, pues, 1986, en primera instancia, y 1992, como trampolín definitivo.
Sin embargo, el detonante más reciente está en el 2010, año de la sentencia del Tribunal Constitucional, el cual rebajó las pretensiones competenciales de aquella reforma del Estatut. Luego desarrollaré la idea de que en el 2010 se inicia un ciclo de 14 años que va a ser capital, todo y que en asuntos històricos los hechos no funcionan al compas de un único ciclo.
Vamos por partes.
Tenemos dos convocatorias electorales una al lado de la otra: las elecciones catalanas y las elecciones legislativas. Entre una y otra va a producirse una serie de situaciones imprevistas. En concreto, en el lapso de tiempo comprendido entre el 10 de noviembre (+-) y la primera quincena de diciembre. Este lapso, cuya manifestación más intensa se percibirá mejor cuanto más a final de noviembre y cuanto más principios de diciembre, dará por abierta una guerra sin cuartel. Es decir, lo que hemos visto hasta ahora es sólo un aperitivo de lo que viene.
Este hecho abre una etapa que va a ir generando una escala de tensión que nos va a tener ocupados durante todo el primer semestre de 2016. Las vamos a ver de todos los colores. Puede haber atentados terroristas, secuestros y/o muertes por infarto fulminante. Incluso puede haber un aumento de la botiflería, de puro miedo. Debo decir que esta etapa es calcada a la de la década de los años 30. En concreto, el momento de inicio de la guerra civil española y lo que vaya a acontecer durante el primer semestre del 2016 está reflejado en el cielo mediante una cruz planetaria inusual, tan inusual como que entre 1936 y 2016 no se había producido ninguna otra. Las cruces planetarias suelen estar ligadas a grandes crisis, sufrimiento agudo, caos, ingobernabilidad e incertidumbre.
Tras el primer semestre, de infarto, llegamos al segundo. El escenario con que nos vamos a encontrar será bastante distinto si lo comparamos con la dinámica habida durante el primer semestre.
A partir de este segundo semestre, el del 2016, se inicia la etapa más decisiva, la del reconocimiento. Atención, pues, en concreto, a los días centrales de agosto -entre el 15 y el 24- y a los días finales de noviembre y principios de diciembre de 2016, pues abren un lapso de tiempo que abarca hasta el verano de 2017. En esta etapa, si se ha transitado por el tunel del miedo, el que corresponde al primer semestre del 2016, habiendo llegado en buenas condiciones emocionales, podríamos asegurar que Catalunya podrá decidir legalmente sobre su futuro. A este respecto, como fechas clave propongo las siguientes:
+- diciembre de 2016.
+- marzo de 2017.
+- agosto de 2017.
Este lapso de tiempo, de diciembre de 2016 a agosto de 2017, se corresponde con la mitad del ciclo de 14 años, el que se inició en el 2010. Debo decir que la primera mitad, de 2010 a 2017, se corresponde con un ascenso de la fuerza disidente propia del ciclo, mientras que la segunda, de 2017 a 2024, se corresponde con la capacidad para administrar y conservar los logros conseguidos durante la primera etapa. Por eso, el propósito independentista tiene margen para crecer hasta este punto de inflexión cíclico. Todo aquello que no haya podido conseguirse de aquí a agosto del 2017 no se podrá conseguir después. Lo que venga durante el lapso de tiempo que media entre 2017 y 2024 es la administración de los pasos dados previamente.
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