Aunque el origen del caciquismo en España es datado en el XIX, se podría decir que gran parte de sus causas, si no todas, provienen de la época en que se inició el reinado borbónico. En el tiempo de los Austrias, hasta inicios del siglo XVIII, cuando Felipe V se instala en el trono, el funcionariado era reducido y ceñido al ámbito de la nobleza. Se podría decir que con el reinado del primer Borbón se inicia la proliferación de lo que después sería conocido como función pública.
Con Felipe V se empiezan a medir las tierras, se crea el catastro y el registro de propiedades. En resumidas cuentas, se tomaron las medidas para la recaudación sistemática de impuestos. Para tal fin, los inspectores de hacienda de la época habían de ser necesarios en cantidad superior, lo cual suponía un aumento de presupuestos debidos al gasto en salarios que ello ocasionaba. Así, pues, el inspector-recaudador, como complemento de su sueldo, podía extorsionar y coaccionar a aquellos a los inspeccionaba y recaudaba. De este modo, se empezó a crear lo que en el siglo siguiente sería denominado como caciquismo.
Hay que decir que el recaudador corrupto, cuyos abusos eran permitidos por el rey, era el principal valedor del monarca. La vista gorda del rey, permitiendo la corrupción, daba lugar a que esos mismos corruptos actuaran como garantes del orden establecido: o sea, del monarca que les protegía. Y éste, también, a su vez, protegiéndolos, creaba una red clientelar que todavía funciona. Esta red es la que permite que el orden corrupto persista, con la complicidad en red.
En la época de los Austrias el funcionariado era escaso; por tanto, poco diseminado entre la población. Es a partir de la etapa borbónica que el funcionariado empieza a proliferar y a diseminarse entre la población, de tal manera que los funcionarios acababan protegiendo a la corona (y viceversa). Un protectorado mútuo hecho de connivencias, vistas gordas y abusos de todo tipo.
Lo que quiero decir con ello es que el funcionamiento del estado español, a todas luces disfuncional, se ha mantenido fiel a estos hechos: caciquismo, clientelismo, connivencias, etcétera. Hoy en día, en España, la figura del cacique sigue tal cual, con diferentes formas y estilos. El principal articulador de estas redes clientelares son la monarquía, los gobiernos, los partidos políticos, las instituciones y las empresas del BOE.
Se habla mucho de la corrupción, y de que los partidos políticos, según proclaman, quieren acabar con ella, para regenerar las estructuras políticas e institucionales. Sin embargo, me pregunto: ¿cómo podrá eliminarse estas formas caciquiles si llevan entre nosotros más de 300 años? Y aún más: ¿cómo podrán hacer la limpieza que los partidos prometen si ellos mismos son candidatos a ser el recambio de una casta cuyo modelo es totalmente corrupto?
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