Estamos en Barcelona, en el siglo XXI. En el anterior, cuando desaparecieron los tranvías, allá por los primerísimos años 70, se celebró el hecho como si se tratara de algo bueno. Parece como si los tranvías fueran incordiantes. Sin embargo, intuyo, el motivo fue otro: ¿acaso favorecer a las constructoras de autobuses, que eran nacionales? Es muy posible, pues la mayoría de los tranvías entonces en circulación eran importados de Estados Unidos (de segunda mano). Unos cuantos años más tarde, en el 2004, los tranvías volvieron a rodar. Esta vez, eso sí, nuevos, flamantes. La razón de este retorno, según dicen, es porque es un medio más ecológico. Y yo tengo mis más y mis menos con esta excusa pro ecológica.
De acuerdo con que el tranvía es (o era) más ecológico que el autobús. Este argumento resultaba bastante creíble hace, por ejemplo, 20 años. Pero de un tiempo a esta parte, con los avances en motores híbridos, el asunto de la ventaja ecológica no está tan clara. El Ayuntamiento de Barcelona quiere impulsar la prolongación del tranvía por la Diagonal, una avenida que hace poco tiempo ha sido reformada. Ello supondría volver a reformarla, a hacer obras, etcétera. Y todo con la excusa de la ecología y la sostenibilidad. Pero en qué quedamos: las instituciones municipales apuestan por el motor híbrido o nos quieren meter un gol con el tema del tranvía. ¿Alguien me puede explicar si Barcelona está siendo gobernada por quienes suponemos o, más bien, por lobbies de todo tipo, incluyendo, por decir alguien, la Siemens. Y si estiramos del hilo, observaríamos que la mayoría de decisiones que se toman en otros temas vienen total o parcialmente influenciadas o coaccionadas por lobbies industriales o empresariales (etcétera).
Otra: ya puestos pensar en términos ecológicos, ¿por qué no implantar el trolebús, y más ahora que pueden conmutar el motor híbrido con la catenaria? Hay trolebuses que pueden funcionar de un modo eléctrico (con trole) o con motor (híbrido) según se den las circunstancias.
Y la otra: el tramvia blau está de pausa hasta nuevo aviso, según dicen, o quizá esté yendo hacia su desaparición definitiva. Me parece una buena idea que haya un tranvía como este, por el testimonio de un tiempo pasado. O por el turismo, que bien lo aprecia. Ya puestos: ¿por qué no prolongar su recorrido hacia Vallvidrera, por un extremo, como antiguamente, y hacia el Monasterio de Pedralbes, por el otro? Si de lo que se trata es ofrecer alicientes turísticos, ¿no podría acometerse un proyecto tal?
En fin, diletancias esquizoides en una ciudad igualmente esquizoide.
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