De Thomas Vinterberg nos gustó La
Celebración, por poner un ejemplo de hace 20 años, o, más recientemente, La
Caza. Por lo que veo, a Thomas Vinterberg le interesa poner en claro los
repliegues más oscuros de la existencia humana. En concreto, todo lo
disfuncional que puedan tener los actos humanos cuando son interferidos por
emociones procedentes de antiguas disfuncionalidades (valga la redundancia). Es
decir, en el cine de Thomas Vinterberg se plantea lo difícil que resulta
intentar que el orden y la racionalidad predominen sobre el emerger de los
trapos sucios en la convivencia humana. O lo que es lo mismo, lo que nos
plantea es si es posible que con la racionalidad puedan superarse los traumas o
experiencias frustrantes del pasado. O sea: ¿podría ser que la aspiración a la
dicha racionalidad sea una forma de idealización del comportamiento humano? ¿y
no podría ser que esa idealización sea la madre del cordero de todos los actos
disfuncionales?
La Comuna narra el empeño de un grupo
de personas por convivir juntas. El punto de partida lo protagoniza una pareja
divorciada que aún cree que puede revivir su amor por la vía amistosa. Tienen
una hija adolescente y viven en una gran casa de la cual no quieren prescindir.
Debido a lo cara de mantener que resulta, deciden hacer un llamamiento para que
otras personas puedan alojarse en la magnífica vivienda. Y esta es la historia
narrada en La Comuna: la de un proceso de aclimatación de esas personas en
un hábitat privado. Sin embargo, aunque cada cual es un cosmos en si mismo, el
peso de todo gravita en la imposibilidad de llegar a la armonía por la vía
fácil. Es decir, sacrificios y renuncias.
Debo decir que La Comuna no añade
elementos disruptivos en relación a las películas anteriores de Thomas
Vinterberg. Más bien es una vuelta de tuerca en relación al tema de la
convivencia entre humanos. En concreto, me interesó de La Comuna el tema del
respeto por los propios límites. Es decir, sobre si el nivel de
autoconocimiento y el amor por el prójimo son suficientes como para aceptar determinadas circunstancias, el propio
aguante ante lo que uno cree que es posible y resulta que es imposible, la
presencia de otros (incluyendo aquellos que son percibidos como rivales, con
intención o sin ella de serlo) y la tolerancia ante las contrariedades
emocionales.
La Comuna le interesará al espectador
que no conozca el cine de Thomas Vinterberg, como forma de empezar. También,
para quien guste de las buenas actuaciones. A remarcar en este sentido la
interpretación de la mujer protagonista, encarnada por una grandiosa Trine
Dyrholm. También, y es de justicia nombrarlo, la del hombre, encarnado por el
actor fetiche de Vinterberg, Ulrich Thomsen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario