En el libro de Rómulo Valls Sabater encuentro
escrito lo siguiente, referido a la moralidad de Phosphorus:
“tristeza, abatimiento, taciturnidad, melancolía
con llantos y ansiedad”; “somnolencia durante el día; agitación e insomnio por
la noche”.
Por otro lado, George Vithoulkas dice, al respecto
de Phosphorus, que es como una difusión de la mente, que se expande como el
humo por el entorno, como si no hubiera ninguna limitación, lo cual puede
llevar a ser vulnerable a influencias. Las emociones se proyectan hacia los demás
con poca capacidad para contenerlas y protegerse emocionalmente de sus
consecuencias. Hay, por tanto, una tendencia al sobresalto que deja una secuela
de agotamiento.
Es más que probable que la descripción que hace
Rómulo Valls sea la consecuencia somática y mental de la cualidad descrita por
George Vithoulkas. Es decir, que la consecuencia de la dispersión emocional sea
el abatimiento, el agotamiento, la dificultad para recogerse tras haberse
abierto a tantas influencias sin control. Y que la causa de todo ello sea un
tema emocional relacionado con el vacío y con el pánico a la soledad y a la
ausencia.
Por mi parte, a resultas de haber tomado Phosphorus
en diversas ocasiones (en tandas de 30 CH, 200 CH, 10 MK, 50 MK y 500 MK),
vinieron a mi diversas imágenes. La más impactante fue la que relacionaba la
hiperactividad y la dispersión con un estado más o menos permanente de
discontinuidad emocional acaecido durante la infancia y primera adolescencia en
el ámbito familiar. Dicho de otro modo, los vacíos emocionales generados
por tal discontinuidad fueron compensados con un énfasis en el desarrollo
intelectual (gran curiosidad e hiperactividad), en la creatividad sin orden, en
la falta de disfrute real. El resultado de este agotamiento deriva en una falta
de conexión entre el potencial y la oportunidad, entre lo que uno lleva dentro
y la posibilidad de plasmarlo exitosamente a través de una actividad que
estabilice la sensibilidad.
En el momento que escribo estas líneas estoy
tomando una dilución de 500 MK. Justamente ahora comprendo que haya personas
que sientan que su potencial no llegue a plasmarse o proyectarse sobre las
oportunidades que la vida les presenta, acaso porque no hay la chispa
suficiente como para que la plasmación sea un hecho y no una ilusión. Así, pues,
hay un anhelo de expresión, aunque falta la energía adecuada para que esa
expresión adopte una forma sólida. Por ello mismo, hay un desperdicio
inconsciente de las oportunidades que la vida presenta, un dejarlas pasar por
pura dispersión o agotamiento.
Se podría decir que no hay control del fuego, que
sólo se produce combustión y humo disperso que nubla y no alumbra.
Es muy posible que tras la hiperactividad y la
multiplicidad de intereses haya una depresión encubierta, o tristeza, o
desinterés profundo en el plano emocional. Ello da lugar a una atención
disgregada que huye de esas emociones. Ello explicaría la adicción a la vida
social, a estudiar sin fin, al emponzoñamiento intelectual. Hay personas que
trabajan sin cesar, acaso para no caer en su propio abismo, aunque lo que hagan
no aporte satisfacción ni utilidad.
El grado 18 de Acuario.
Phosphorus reverbera en el grado 18 de Acuario.
Este grado refleja la actitud humana de proyectarse sobre el mundo exterior sin
haber contactado con el verdadero foco creativo interno. Mucho humo y poco
fuego. Es como si una persona hubiera sido abducida por las formas y convenciones
externas antes de haber contactado con lo esencial de sí misma. Por ejemplo,
haber sufrido de comparación (agravio comparativo) con otros antes que haber
recibido el respeto y amor incondicional por ser lo que llanamente es. Por otro
lado, también puede haber una mitificación del otro en el sentido de que merece
más respeto que uno mismo. Así, pues, veríamos personas simbolizadas por este
grado que se dedican a complacer a los demás como forma de perderse.
Este grado, por otro lado, también refleja la
presencia de un conflicto con la autoridad social (la sociedad como reflejo de
conflictos familiares no resueltos). Se trata de una autoridad abstracta y no
encarnada necesariamente por una persona en particular, aunque la pudo haber en
el pasado, en la infancia y primera adolescencia. Esta autoridad intangible es
transgredida a través de la dispersión, evitando centrar la actividad mental,
eludiendo el compromiso que una salida creativa coherente pide.
Un tema concomitante con este grado es la mitificación
que se hace del conocimiento (o de los dones) de los demás en detrimento de la
sabiduría instintiva natural que cada cual posee como un regalo que le vida le
da por el único hecho de estar aquí. En otras palabras, en este grado hay que
tomar precaución en relación a la tentación de mitificar o idealizar a los
demás, a la sociedad, a determinadas categorías sociales, a la fama, al éxito,
al reconocimiento hueco, a las apariencias.
Phosphorus-grado 18 de Acuario, si estuviera
encarnado en una persona, representaría a quien no es profeta en su tierra, que
se siente incomprendido entre los propios, pero que espera llegar a conseguir
el reconocimiento que anhela.
Phosphorus, además, tiene
metas muy idealizadas, lo cual da lugar a crisis por frustración. Lo cierto es
que a Phosphorus le cuesta, o no quiere, centrarse en metas posibles. En su
búsqueda suele salirse por la tangente, acaso porque ello es una forma de
protesta contra el orden convencional. La cuestión es que la dispersión
resultante es una forma de protesta que se manifiesta sin coherencia y sin
prestar atención a los límites de lo posible. Se podría pensar que la persona
en el fondo no desea realizarse ni obtener el reconocimiento que cree buscar. Y
es muy posible que su dispersión sea una forma de venganza muy antigua consistente en resistirse a encarnar.
1 comentario:
me siento totalmente identificada, en mi caso está el nodo norte en acuario casa 8. muchas gracias!!!
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