¿Por qué la corrupción se nota más en verano? ¿Qué tienen los veranos (2008-2009-2014) para que se caliente todo tanto y haga salir lo que estaba guardado en los armarios?
En el 2009 fue Félix Millet. En el 2014, Jordi Pujol. Dos personajes de la escena pública. Salvando diferencias: el primero, siendo detenido por la policía; el segundo, confesándose. Sin embargo, los parecidos a los que quisiera referirme son los que conciernen a la respuesta del entorno próximo. Le pasó a Bernard Madoff en el 2008. Los tres fueron lanzados al foso de los cocodrilos por los mismos que habían estado callando.
Tan pronto se conoce el registro policial (Millet) como la confesión (Pujol), el entorno actúa implacablemente, acaso para proclamar que ellos no sabían nada de la zafiedad de los protagonistas, cuando cualquiera que los viera actuar se hubiera dado cuenta. La connivencia, y aquí está la cuestión, tiene la parte más importante en el quid de la cuestión.
Surgen en mi unas preguntas:
En el caso de Félix Millet, ¿cómo es posible que sabiendo quién era y cómo actuaba, nadie osara avisar? O, disculpenme, ¿cómo es que quien podía hacerlo acababa siendo silenciado por todo el sistema de conveniencias y connivencias imperante?
En la Junta del Palau había miembros de diferentes partidos políticos, no sólo de CiU. Había representación de partidos de izquierda, incluyendo el PSC. ¿Alguien me puede decir cómo se puede estar tanto tiempo mirando para otro lado y luego sacar la cabeza para señalar al cabeza de turco, al protagonista del asunto, como si los que lo tapaban no fueran igual de culpables?
En el caso de Jordi Pujol, igual. Con el agravante de que la connivencia abarcó a los gobiernos de Felipe González y de José María Aznar.
En artículo de este blog -Recentralización del Estado español- comenté que tras la transición, momento en que se crea la España de las autonomías, y, más aún, tras el intento de golpe de Estado del 23-F, los gobernantes españoles empiezan un proceso de recentralización. Sin embargo, esta recentralización es tímidamente contestada por los gobiernos de Jordi Pujol.
Es por ello que me hago unas preguntas:
¿pudo el gobierno de Jordi Pujol responder a la recentralización? De haberlo hecho, ¿los gobiernos de Felipe González hubieran podido actuar con una determinación mayor para desentrañar los temas relacionados con Jordi Pujol y la Banca Catalana? Quizá no interesaba, ni que Felipe apretara ni que Pujol respondiera. De este modo, Felipe siguió con el empeño recentralizador a cambio de tener manga ancha con Pujol. A cambio, éste permitió la recentralización.
Recordemos, por otro lado, que estos asuntos coincidieron con un periodo en el que la gente ya se estaba desencantando de la política y de los políticos. Se estaba configurando la cultura del pelotazo y a los políticos les iba muy bien no tener al pueblo encima. Prefirieron alejarse de la realidad de los gobernados a cambio de traficar, taparse entre sí, lucrarse, etcétera. Prefirieron un pueblo que se abstiene y duerme que un pueblo que participa y está despierto.
En realidad, tanto Félix Millet y Jordi Pujol son sólo puntas de iceberg, elementos a los que les ha correspondido ser arrojados al foso de los cocodrilos, no sólo para expiar sus pecados sino para que otros puedan seguir estando tapados.
O quizá todo esto que digo es debido al calor, etcétera, etcétera.
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