En el mundo de los astrólogos (y de los no astrólogos) se habla mucho acerca de si ya estamos en la Era de Acuario o si aún le queda cuerda a la Era de Piscis, como si la complejidad del mundo pudiera describirse únicamente con un único megaciclo, como es el de las Eras, basado en la precesión de los equinoccios. Sin embargo, en el mundo de la astrología hay otros ciclos, tanto o más obvios que el derivado de la precesión de los equinoccios.
Si el ciclo de las Eras basado en la precesión de los equinoccios ocupa un total de casi 26.000 años, el basado en las sucesivas conjunciones entre Neptuno y Plutón ocupa 36.000. Y así como la Era de Piscis, suponiendo que aún no estemos en la Era de Acuario, arranca desde la época de Cristo, con lo cual la Era de Piscis resulta ser un periodo pro-cristiano, las Eras basadas en la serie de conjunciones entre Neptuno y Plutón nos ayudan a encontrar una explicación más plausible y tangible de la evolución humana. Vamos a ello.
Imaginen que cada uno de los 360 grados del zodiaco equivaliera a 100 años. El total sería 36.000 años, justo lo abarcado por las conjunciones sucesivas entre Neptuno y Plutón habidas desde Aries a Piscis. Por poner un ejemplo: la primera conjunción habida en el signo de Géminis acontece en el grado 3. La siguiente, en el grado 8. Y así sucesivamente hasta agotar los 3.000 años que dura la serie de conjunciones en cada signo. 3.000 multiplicado por 12 da 36.000 años. Fíjense bien que entre una conjunción y la siguiente median casi 500 años, a razón de 100 años por grado.
Si tomamos el signo de Aries como el iniciador de ciclos, veríamos que la primera conjunción entre Neptuno y Plutón coincide con la revolución del neolítico, y con la sucesiva emergencia posterior de la civilización sumeria, de la egipcia, etcétera. 36.000 años antes, con conjunciones entre Neptuno y Plutón en Aries, encontraríamos que la evolución humana deja atrás el periodo neandertal y empieza a construir su identidad como sapiens, cosa que se va evidenciando en el ciclo actual (a partir del neolítico).
Si nos vamos a buscar la primera conjunción entre Neptuno y Plutón en Tauro, nos encontraríamos con las primeras construcciones mentales orientadas a facilitar la emergencia del monoteísmo. Por lo tanto, toda la serie de conjunciones en Tauro suponen el crecimiento, desarrollo y despliegue de la idea de un Dios único.
Y si nos vamos a buscar la primera conjunción habida en el signo de Géminis, en 1.398, nos encontraríamos con el nacimiento de Gutenberg, inventor de la imprenta. Por tanto, podríamos visualizar que lo propio de la Era de Géminis es la ilustración, el aprendizaje, la comunicación, la transmisión de conocimiento, de la información, la creciente hiper-documentación. Podríamos decir que la imprenta fue el detonante de otros desarrollos posteriores, como, por ejemplo, el Renacimiento, la Ilustración, la Revolución Francesa, la Revolución Industrial, el desarrollo del capitalismo. En relación a esto último, hacia 1.398 se estaba produciendo el esplendor de la Revolución Comercial de finales de la Edad Media. Se trataba, pues, de los orígenes de lo que mucho después se llamó capitalismo. Y si mucho me apuran, también se podría relacionar con el invento de la letra de cambio y del pagaré. Por cierto, un año después, en 1.398, nació Cosimo de Médici.
En cuanto a la siguiente conjunción, la de 1.892, coincidió con la invención de lo que hoy ha venido a llamarse neurociencias (vía Ramón y Cajal, premio Nobel en 1.906 por estos hallazgos). Gracias a este hecho, ahora vemos que términos como neuromarketing, neurocomunicación, inteligencia emocional, etcétera, han proliferado hasta inundar las comunicaciones. Las siguientes serán en 2.385, en 2.878, etcétera. Cada 5 grados una nueva conjunción.
En definitiva, las conjunciones entre Neptuno y Plutón en Aries supusieron la construcción identitaria del humano como especie superior; las correspondientes a Tauro significaron la apropiación de la tierra y de la materialidad espiritual (o espiritualidad material, si lo prefieren); y las correspondientes a Géminis están trayendo la hipercomunicación que hoy podemos constatar, como, por ejemplo, a través de la proliferación de medios (prensa, televisión, internet, etc).
En definitiva, las conjunciones entre Neptuno y Plutón en Aries supusieron la construcción identitaria del humano como especie superior; las correspondientes a Tauro significaron la apropiación de la tierra y de la materialidad espiritual (o espiritualidad material, si lo prefieren); y las correspondientes a Géminis están trayendo la hipercomunicación que hoy podemos constatar, como, por ejemplo, a través de la proliferación de medios (prensa, televisión, internet, etc).
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