jueves, 8 de noviembre de 2018

Alicia en el País del 155


No entiendo el país en el que vivo. En pocos días me he encontrado con lo siguiente:
- un médico relevante, partidario de la independencia de Catalunya y del derecho a decidir, me comenta que está participando en una campaña para sacar la homeopatía del mapa. Es decir: derecho a decidir sobre unas cosas y no sobre otras.
- un editor muy conocido, y militante destacado de movimientos sociales, defiende el derecho a escoger y decantarse por la medicina natural y por las terapias alternativas. Sin embargo, a la que se le pregunta por el derecho a decidir de los catalanes, lo niega y lo patalea con singular virulencia.
- un farmacéutico, con despacho en la parte de arriba de la Diagonal, me comenta que tiene como pacientes a dos personas muy notables. Ambas son usuarias de tratamientos homeopáticos y terapias alternativas. Sin embargo, estas personas participan en las cruzadas contra la homeopatía desde los estamentos oficiales, pues en este caso hay una ex-ministra del gobierno de España y un ex-conseller de la Generalitat. ¿Alguien me puede explicar por qué se ataca en público lo que uno valora y usa en privado?
- unos vecinos, en concreto ella, médica y cirujana de un hospital público, me comentan que ellos utilizan la homeopatía con su hijo, pero no con ellos. Es decir, según esto, ¿la homeopatía es eficiente en niños pero no en adultos, o es que la pertenencia del adulto a una corporación medicocrática le conlleva una amputación de su libertad.

Los médicos alópatas cargan contra la homeopatía. Alegan que no tiene evidencias científicas. Debe ser señal de que quieren protegernos contra la barbarie homeopaticista. Sin embargo, a la que uno va a ciertas farmacias es posible constatar que una buena parte de clientes recurren a la homeopatía. En concreto, en la farmacia a la que acudo percibo que de cada diez personas que desfilan por allí, más de la mitad solicitan productos homeopáticos. Y yo me pregunto lo siguiente: tanto o más que a los médicos, ¿no deberían escucharse a los pacientes, o es que los que acudimos a productos homeopáticos no somos nada?
Otra cosa en cuanto a la alopatía: ¿por qué los médicos alópatas no miran en dirección a la farmacopea que tanto recetan, con la de efectos yatrogénicos que genera? O, por poner otro ejemplo, si tanto piensan en nuestro bienestar, no hacen campañas para la disminución del consumo de azúcar y de harinas refinadas, que tanta caries produce. Me refiero tanto a la caries dental como a la caries mental.

Me llama la atención de que mientras en España se lanzan semejantes invectivas, en otros países europeos, como Alemania, Suiza o Austria, la homeopatía esté bien integrada y considerada por el sistema público de salud. Por cierto, ¿no les parece que la aceptación de las terapias alternativas es una forma de expresión democrática, y que en los países en donde la democracia no está bien tolerada esta aceptación se traduce en actitudes reaccionarias y corporatocráticas?

¿Y no será que el espíritu del 155 está proliferando y extendiéndose más allá de la política, y que estamos ante una nueva modalidad de inquisición? Y hasta es posible que no nos haya abandonado nunca, la inquisición, digo.

Vuelvo a la trifulca de los médicos contra la homeopatía. Es posible que el problema no esté en la homeopatía sino en los homeópatas (y demás terapeutas alternativos), y que la queja de los médicos alópatas acaso esté en que los alternativos dedican más tiempo a escuchar y a tratar al paciente. Es decir, los médicos alópatas expresan la frustración (por ejemplo, por la falta de consideración hacia su trabajo por parte de las instituciones, o por los recortes sociales que provocan un empeoramiento de las condiciones en las que deben hacer su trabajo). En concreto, la queja mayor, tanto por parte de médicos como por parte de pacientes, es la falta de tiempo para atender las consultas. Es decir, el médico alópata, que tiene que trabajar en servicios sociales muy saturados, sólo tiene tiempo de mirar las fichas que aparecen en el ordenador, mientras el cliente escucha y constata de que es tan solo una máquina al servicio del sistema, tal y como se siente el mismo médico, que dedica más tiempo a leer en el ordenador que a mirar a la cara a sus pacientes. De ser así, veo lógico que el médico alópata, acaso agobiado por tanto recorte presupuestario y ninguneos varios, decida utilizar el eslabón más débil de los homeópatas para expresar su congoja.

Y si no fuera esto, si fuera un 155 extendido a todo y a todos, hasta es posible que los psicólogos algún día lleguen a denunciar a los astrólogos que cultivan la astrología psicológica, por no disponer de la licenciatura correspondiente. O, volviendo a lo homeopático, los médicos oficiales, ¿cuando decidan que la homeopatía tiene fundamento científico, exigirán la exclusividad (en detrimento de los homeópatas no colegiados) de ser ellos los únicos que puedan prescribirla?

De la laxitud a la hiper-regulación.

En el 2020 tendremos una conjunción entre Saturno y Plutón en Capricornio (un signo que legisla y jerarquiza). La anterior, la que hubo en Libra (un signo en el que lo importante son los pactos entre las personas) en 1982, produjo la fiebre neoliberal y la laxitud en todo, lo cual permitió tanto el avance de los tratamientos alternativos (bien) como los subproductos bancarios de más que dudosa moralidad (mal). Sin embargo, ante la próxima conjunción, la del 2020 en Capricornio, viviremos un giro extremo pendular, pasando de la laxitud a la hiper-regulación. Los vientos parece que soplan en esta dirección: a reglamentarlo todo y a todos. La laxitud que hizo posible que la actual relevancia de lo alternativo fuera posible se está acabando, y viene una etapa muy inquisitorial. Se le ven las orejas al lobo.

7 comentarios:

O et A dijo...

postmodernidad, no ?

miquel àngel dijo...

El que hom vol prohibir mostra on té el límit. Si, al dret a decidir tot mentre no violin els meus drets fonamentals com a persona i com membre adherit a un poble. La salut és un tema personal i que l'estat no s hauria de ficar

iluminati dijo...

Prohibir y perseguir ( y abolir) se han vuelto verbos populares. La gente pide penas de cárcel, y se cree progresista por ello. Las redes sociales son una caza de brujas. Odia al torero, odia a la bruja de turno. Todo en nombre de lo guay.

No se si son los astros pero es lo que hay.

Unknown dijo...

Creeis que vendra la hiper-regulacion tras un nuevo CAOS?

Papa Oso dijo...

hiper-regulacion y caos son sinonimos

Unknown dijo...

Gracias por el articulo.

Jesús Gabriel Gutiérrez dijo...

el movimiento pendular es propio de la sociedad... unos años de libertad son seguidos por años de exigencia de seguridad.