La construcción de la desigualdad y la ocupación de un lugar en la historia.
En este artículo me voy a ocupar de relacionar la construcción de la desigualdad social con la pulsión por ocupar un lugar en la historia por parte de algunos individuos. Y todo ello, bajo el reflejo del ciclo de 84 años, que tanto acontece en el Cielo como en la Tierra. Por lo tanto, nos estamos refiriendo al papel que Urano tiene en nuestras vidas.
En otros artículos de este blog me he referido a Urano como el planeta cuyos principios guardan paralelismo con los ideales liberales, la derecha democrática, la libre empresa, el mundo de los negocios y los frutos de la interacción humana, especialmente cuando esta interacción aún no ha sido regulada por códigos legales. Podríamos llamar a esta relación así: transversal y alegal (o prelegal). Neptuno, en cambio, representa al Estado (y a sus instituciones) y a la izquierda no anarquista; y Plutón, que representa a la banca, a la oligarquía y a los poderes ocultos que están más allá de la división entre derecha e izquierda.
Así, pues, en este artículo le voy a dar un par de vueltas al significado de Urano.
La ocupación de un lugar en la historia.
Además de lo dicho, Urano representa momentos en el tiempo en los que son posibles generar puntos de inflexión excepcionales que luego el devenir histórico irá poniendo en su lugar. Estamos hablando de la ocupación disruptiva de un lugar en el flujo de acontecimientos. Pongamos como ejemplo el caso de Napoleón, que se coronó a sí mismo. Es decir, el Urano astrohistórico nos habla de una actitud que es capaz de interpretar y visualizar la realidad potencial contenida en un momento histórico determinado. Y es a partir de lo atinado de esta interpretación que determinadas mentes visualizan el lugar que deben ocupar, para apropiarse de un lugar y de unas funciones que sólo ellas pueden encarnar. Estamos hablando tanto de individuos como de grupos. A menudo, como sostén de estas acciones, es utilizada una cobertura ideológica o religiosa que sirve como coartada. Es decir, un consenso que actúa inconscientemente. Y es precisamente de la lectura que se haga de este consenso que individuos avezados (y grupos que les secundan, se den cuenta o no) se apropian del momento único, lo diseñan y ocupan un lugar en la historia.
La construcción de la desigualdad.
El otro factor, igualmente relacionado con el ciclo de Urano, es el de la construcción de la desigualdad. Con ello me estoy refiriendo a que cada época de la historia requiere de una actitud creativa, innovadora, arriesgada y disruptiva, la cual interpreta la realidad como posibilidad única para poder ocupar un momento trascendente que puede reportar prosperidad para quienes sepan encarnarlo. Otros individuos, en cambio, pueden no percibir ninguna oportunidad, ya sea porque no es para ellos o porque no tienen la actitud que correspondería. Y así es como vemos que cada época viene investida de unos valores que piden ser encarnados con la actitud que resulte resonante con ellos.
En cada época histórica hay personas que se suben al tren y otras, en cambio, lo pierden. Por tanto, requerirá que cada persona interprete la realidad de acuerdo a su carácter, intereses, lugar en el entramado social y percepción de los movimientos que estén teniendo lugar. Por tanto, el movimiento astrohistórico de Urano actúa facilitando la promoción a unas personas y negándoselo a otras. Ahora lo explico un poco mejor.
El ciclo de Urano es de 84 años, articulado en base a 12 oleadas de 7 años cada una. Desde el 2010 tenemos a Urano en Aries, que promueve la competición egocéntrica y el individualismo creativo. A partir del 2018 Urano entrará en Tauro -y se estará ahí hasta mediada la siguiente década-. Como Tauro es un signo relacionado con los valores tangibles, con el dinero y con la economía productiva, es de esperar que a partir del 2018 asistamos a acontecimientos que dejarán fuerte influencia sobre el mundo durante lo que queda del ciclo.
Antes del 2010, por poner otro ejemplo, Urano estuvo en Piscis (desde el 2003 al 2010). Fueron los años en los que la economía financiera vivió sin control y alocadamente, hasta precipitarse al vacío, tal y como lo cuenta la película "La gran apuesta". Justamente habla de esos años, en los que del delirio pasamos a la explosión de la burbuja, al crash y a la posterior indignación.
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