Ya han pasado dos meses desde el 9 de noviembre, día en que se celebró una consulta en Catalunya relativa a su independencia. Ahora, estando ya en el 2015, y habiendo dejado atrás la rememoración de los eventos de 1714, estamos a punto de entrar en otra dinámica. Los argumentos historicistas expuestos durante este año último, aprovechando la coyuntura de dicha rememoración, deben dar paso a otro tipo de discurso.
También es posible que haya llegado a su máximo la expresión afirmativa de la independencia por parte de los catalanes que la desean para su país. Se dice que harían falta unos pocos cientos de votos más para que en un referendum legal la opción independentista resultara triunfadora. Más vale curarse en salud.
Así, pues, en este momento hay un grupo amplio de personas que quieren la independencia de Catalunya. Sin embargo, habría que ver qué podría suceder si la consulta hubiera sido legal, si todos los sectores interesados en pronunciarse lo hubiesen hecho a través de debates constructivos. Lo que ha ocurrido es que en la consulta ha participado quienes se tomaron en serio el asunto. A los demás les pilló fuera de lugar, o no quisieron participar por no ser legal. Sin embargo, con un referendum en el horizonte hay posibilidades de que quienes no se tomaron en serio la consulta empiecen a querer debatir de acuerdo a opciones que no quedaron bien representadas en el 9N.
El caso es que entre estos hechos y el ascenso de Podemos nos vamos a ir encontrando con un escenario muy fragmentado. La pregunta que me hago es acerca de las estrategias a adoptar por parte de los defensores de la independencia de cara a que el capital popular movilizado no se desmovilice o disperse ante la fragmentación en ciernes.
Mi opinión al respecto es que lo que los catalanes pro-independentistas podrían hacer ya está hecho. Es decir, como decía al principio, la opción independentista ha llegado a sus máximos, ocupando un espacio por mérito propio. A partir de ahora, en función de la congruencia y fidelidad de los políticos que representan tal opción, este capital puede mantenerse o disminuirse. Esos cientos de miles de votos que harían falta para asegurar el éxito en un referendum formal ya no puede venir de la pedagogía empleada hasta ahora. A partir de este momento sólo puede aumentar el número de votos a partir de estos factores:
a/ de la situación política resultante de las próximas elecciones legislativas (de aquí a un año), de tal manera que el caos a que de lugar invite a pensar en la independencia por parte de sectores que no la defendían o que se mostraban esquivos o sin pronunciarse al respecto.
b/ el otro factor es que desde sectores empresariales se produzca un cambio de discurso. Sin ir más lejos, acabo de leer un artículo en el suplemento Dinero de La Vanguardia del 4 de enero, firmado por Josep Maria de Anzizu, que apunta en esa dirección (“Los países pequeños son más eficientes”).
c/ otra alternativa a tener en cuenta, muy relacionada con las otras dos, es que el nuevo gobierno, el que surja de la próximas elecciones legislativas, ofrezca un pacto favorable para Catalunya (para disuadir de los afanes independentistas) y que luego no sea capaz de cumplir con su palabra (lo cual no es nuevo). En este sentido, acabo de leer unas declaraciones de Alex Salmond en las que no descarta plantear un nuevo referendum en Escocia, a la vista de los incumplimientos de las promesas por parte del gobierno de Londres.
En definitiva, la base que puede llevar a la independencia de Catalunya ya está hecha y tan sólo hará falta no perder este capital, esperando, por otro lado, que el caos que va a vivir España durante el 2016 genere más argumentos.
También podría ocurrir que la gestión de los partidos políticos en Catalunya, tras haber seducido al pueblo, se muestre decepcionante y volvamos a experimentar una nueva edición de aquel desencanto que ya vivimos en la época de los gobiernos de Felipe González. O lo que es lo mismo: después de tener encandilado al pueblo con un carisma de ficción llegó la corrupción, el engaño, el desencanto, el pasotismo y la abulia política.
En Catalunya podría pasar algo parecido, si no está ocurriendo ya, que los partidos políticos tradicionales no estén a la altura o no mantengan el comportamiento que el pueblo que les ha votado esperaba, o que aparezcan otras opciones, algunas de ellas con presencia viva, como la Assemblea Nacional Catalana, que al comprobar la ineficiencia de los partidos decida dar un paso y presentarse a elecciones al Parlament de Catalunya.
Y ahora quisiera dar cuenta de las fechas en rojo que pueden resultar claves para el proceso durante el 2015. Por poner un ejemplo, en los días de alrededor del 9N la posición de Marte en signo cardinal en relación a Urano y Plutón resultó determinante. De algún modo, este mismo hilo nos va a ir tirando durante el 2015. A saber:
1/ alrededor del 11 de marzo
2/ la segunda quincena de julio
3/ la primera quincena de diciembre de 2015
Lo del 2016 serán palabras mayores y tiempo habrá para hablar de ello. Lo que sí puedo decir es que caerán cabezas. De momento, el atentado de hoy en París, aunque ya es otro tema, es una avanzada de lo que se avecina en Europa para el próximo trienio (incluyendo el 2015). La posición de Saturno en Sagitario augura intransigencia aquí, allá y acullá.
2 comentarios:
Coincido con tu explicación y querría hacer alguna aportación. El estado y sus representantes son totalmente ineficaces en distintos grados. Han vivido y siguen viviendo en la impunidad, sin transparencia y en la apariencia y saben que los ciudadanos no sabemos como pedirles responsabilidades. Creo que tendriamos que ir planificando acciones concretas, para obtener pequeños logros, constantes y posibles. Con ello se reforzarían las actitudes más tibias. Tendriamos que dirigirnos a actuaciones concretas, empezando por ayudar a las personas , más desfavorecidas
Hay una ausencia de liderazgo y, sin embargo, la obediencia persiste y contribuye a mantener el orden ausente.
Publicar un comentario