Una solución que surge a partir de un error no reconocido.
El próximo 13 de septiembre Marte ingresa en el signo de Sagitario. Hace unas semanas lo hizo en el signo de Escorpio, coincidiendo, entre otras cosas, con la confesión de Jordi Pujol justo el mismo día de dicho ingreso. También, en otras latitudes, la violencia explícita, la prepotencia, la crueldad, etcétera, se han puesto en evidencia con singular crudeza.
La combinación de Marte en Escorpio es de alto voltaje, aunque merece una puntualización. Dicha mezcla genera lucha y sombra. Es decir, los motivos nunca se acaban de saber. También puede pasar que se sellen las paces en falso. O que se hagan guerras ficticias para despistar de las verdaderas causas. Y todo ello es inconsciente. No hay una intención de engaño, más bien al contrario. Lo que sucede es que el humano vive ataviado por sus propias emociones primarias. Por otro lado, por más que quiera racionalizar sus motivos, estos son muy difíciles de mostrar planamente, más que nada porque son mucho más antiguos que cualquier razón. Es decir, el lado más reptiliano asoma en este tipo de tránsitos, acaso para que el humanoide se de cuenta de que todavía no es humano, por más que presuma de ello.
El caso es que Marte va a entrar en el signo de Sagitario el próximo día 13 de septiembre, el mismo día en el que Miguel Primo de Rivera proclamó la Dictadura que llevaba su nombre, en Barcelona y con apoyo catalán explícito. Fue el 13 de septiembre de 1923. Ello supuso un error colosal, como luego se vio. La vida está llena de ellos. Y la vida política, aún más.
Así, pues, Marte entra en Sagitario el día 13. Poco después, hacia el 4 de octubre, Marte y Quirón forman una cuadratura, una aspectación que augura un error colosal a nivel político, económico o bélico. Sin embargo, del 5 al 8 de octubre, el mismo Marte formará un gran trígono con Júpiter y Urano. Y, miren ustedes por donde, es muy posible que ese error acabe llevando, sin querer, a un acierto por descuido.
En conclusión: este tránsito de Marte puede suponer que alguien, sin querer, ponga aceite en los ejes chirriantes de la carreta política y todo empiece a moverse mejor para espanto de unos y mayor gloria de otros.
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